Introducción
El Entierro de la Sardina no tiene la raíz ancestral y mítica del Carnaval. Mucho más joven, esta fiesta del final de la Cuaresma, se nutre, para su explosión en Primavera, de las raíces y formas del Carnaval.
Ya se ha hecho fiesta y se enmarca dignamente en la tradición y la historia, rehaciendo el mito primitivo que se mantiene en toda la ribera del mar. Así que la fiesta llega a alcanzar el dramatismo litúrgico de los misterios de Eleusis. La luz de las antorchas y el ritmo acelerado de los pulsos, mientras Dionisios gobierna y patea, prepara el reventón de los odres, y el vino corre y enloquece.
Se incorporó a Murcia esta fiesta por natural condición de la tierra, y mimetizó el pasado sin alterar apenas este presente que cierra con fascinante algarabía las fiestas de primavera. En el Entierro de la Sardina hay un reencuentro de la memoria con las raíces y la expresión del mito. Su significado te acerca a aquellos días casi fuera del tiempo en el que los juegos, la fiesta y las costumbres eran iguales en el fondo de la conciencia.
En la fiesta de ahora, toda es rito, naturaleza demoníaca, realidad enigmática del recuerdo y del tiempo vivido, que recogen esas imágenes que no tienen origen y revelan la carne de que estamos hechos. Al amanecer llegará la serena sorpresa de la luz morada y el aire limpio, anunciado, como la fiesta, los días de más allá.
Antonio de Hoyos