Ojós es una pequeña villa enclavada en el Valle de Ricote, vestigio del pasado morisco en la zona, que aún se respira en las estrechas calles de esta localidad murciana.
Entre los edificios de interés destaca la iglesia parroquial, de estilo mudéjar, y dedicada a San Agustín, que data de 1505. Contiene tesoros de eucaristía, antigua imaginería de inspiración salcillesca, y bellos trajes pertenecientes a ésta, destacando: Señor crucificado, El Nazareno, La Dolorosa y el Cáliz de Oro.
En cuanto a la arquitectura civil resaltan algunas casas solariegas construidas en piedra que conservan en sus fachadas el escudo nobiliario de sus orígenes. Pertenecen a la familia Massa, de la que toma nombre un callejón del pueblo y a los Marín y Melgarejo, regidores de la localidad durante el siglo XVII.