El agua es un bien escaso en la Región de Murcia. La insuficiencia e irregularidad de las precipitaciones es la causa de la falta de agua, lo que se traduce en unos cauces de desagüe que sufren profundos estiajes en los ya insuficientes caudales.
Además no toda la precipitación registrada en la cuenca (7.000 hm3/año) puede aprovecharse. Un 85 por 100 retorna a la atmósfera y el 15 por 100 restante (1.000 hm3) es de posible uso, como aguas superficiales o subterráneas al infiltrarse en el terreno.
Entre los ríos autóctonos, hay que diferenciar aquellos que llevan agua todo el año y los cursos que se caracterizan por su extrema irregularidad, y que sólo llevan agua tras precipitaciones de fuerte intensidad, las ramblas.
Dado que la Cuenca del Segura está desprovista de aguas abundantes y regulares, el hombre ha tratado de adaptarse a esta situación buscando el máximo aprovechamiento de los recursos disponibles, mediante procedimientos de regulación como los embalses.
Entre los cursos de agua de superficie, el río Segura es, a pesar de su modestia, el eje vital de la región y de todo el territorio de su cuenca.
No nace en la región y los mayores caudales le llegan de afluentes procedentes de áreas más húmedas, y fuera de los límites regionales.