Los barrancos, fruto de la acción del agua, son uno de los elementos más representativos del paisaje de Abanilla, formando lo que se conoce como 'bad-lands'. Estos barrancos dibujan un aspecto desértico, de pliegues y cárcavas que lo asemejan a un paisaje lunar.

Abanilla, cuenta con huerta, concentrada principalmente en la pedanía de Mahoya, un oasis de palmeras, rodeado de tierras semidesérticas. Se trata de un lugar de grandes contrastes, donde destaca la presencia de la Palmera Datilera, abundante en esta zona.

También cabe destacar la zona del Chícamo, un río-rambla, que nace próximo a la pedanía de Macisvenda. Es en las cercanías de su nacimiento donde se localizan los paisajes más bellos de su curso. Cabe significar dos parajes, uno ubicado en el propio nacimiento y otro denominado El Cager, un cañón situado en la pedanía de la Humbría, donde sorprende encontrar ese paisaje entre tierras tan áridas.

El único curso de agua constante en el municipio es el río Chícamo, el resto son ramblas que esporádicamente conducen agua en su superficie, pero que mantienen siempre un nivel elevado de la capa freática.

Flora

En el nacimiento del Chícamo se puede citar la presencia de olmos Ulmus minor, y más adelante destacan el carrizos, la cañas, los juncos, etc.

En las ramblas o ríos intermitentes, aparece el taray (Tamarix sp.), hallándose estrictamente protegida T. boveana, y la adelfa (Nerium oleander), muy bien adaptada a la sequía y tóxica.

En suelos margosos y arcillosos predomina el esparto Stipa tenacissima, en ocasiones como vestigio de plantaciones que fueron realizadas cuando constituía una materia prima. Una planta similar es el albardín Lygeum spartum, que presenta pelos sedosos en sus espiguillas.

Otras plantas presentes son la bolaga Thymelaea hirsuta, tóxica; las jaras, entre las que destaca Cistus albidus; el palmito Chamaerops humilis, única palmera autóctona europea; etc.

La mayoría de las zonas arboladas son fruto de la repoblación, basada en el pino carrasco Pinus halepensis.

Entre las especies asociadas al sotobosque destaca el lentisco. Entre las gimnospermas se encuentran el enebro Juniperus oxycedrus; y la sabina común Juniperus phoenicea, ambas especies protegidas.

La única especie representada del género Quercus es la coscoja Quercus coccifera, cuyas bellotas han sido empleadas para alimento de ganado.

Fauna

Entre los anfibios debe citarse la rana común Rana perezi. De los reptiles hay que señalar el galápago leproso Mauremys caspica y las culebras de agua Natrix sp., abundantes en ramblas y en el Chícamo; también el lagarto ocelado Lacerta lepida; y diferentes especies de lagartijas.

Las aves silvestres más comunes son el abejaruco Merops apiasters, de llamativos colores; la abubilla Upupa epops; el carbonero común Parus major; etc. Entre las rapaces es frecuente el mochuelo Athene noctua; el búho real Bubo bubo, que anida en acantilados; el águila perdicera Hieraaetus fasciatus; el águila calzada H. pennatus; el águila real Aquila chrysaetos; el azor Accipiter gentilis, el cernícalo real Falco tinnunculus; etc.

Entre los mamíferos destacan por su abundancia el conejo y la liebre. También están presentes el jabalí Sus scrofa, y el zorro Vulpes vulpes. No debemos de olvidar que se ha constatado la existencia de varios ejemplares de ardillas Sciurus vulgaris, en el manantial de los Atienza (Balonga).