Celebración: 7 de octubre
La iglesia de Cuevas de Reyllo esta erigida en honor de Nuestra Señora del Rosario, una advocación que data del siglo XVI y que emergió, entre otras cosas, por fomentar el popular rezo del rosario, la oración de los pobres se decía. La comunidad dominica fomentó de manera tradicional el culto a esta virgen.
Durante unos 10 días del mes de octubre los cueveros celebran las fiestas locales en honor de su patrona. El primer día de celebraciones suele comenzar siempre con un lanzamiento de cohetes y una popular traca. Seguidamente, se celebra una misa y tras esta se procede a elegir a las majas de las fiestas, en sus categorías infantil, juvenil y de la 3ª edad.
El día grande de la patrona, 7 de octubre, se comienza con una diana floreada, cohetes y volteo de campanas. Se celebra una liturgia que comienza con una ofrenda floral a la Virgen. Al mediodía se ofrece un aperitivo a los vecinos y por la tarde la tradicional procesión con la patrona por las calles de Cuevas en la que la tradición marca que las vecinas vistan con peineta y mantilla.
Durante los días de fiesta son varias las actividades lúdicas. Los niños pueden disfrutar de todo un parque con atracciones de feria para ellos, así como obras de teatro infantil.
Se celebran concursos de dardos y subastao, carreras de burros, concursos de caliche en categoría masculina y femenina, partidos de futbito y futbolín y concursos de cintas con los participantes montados en burros.
Los bailes de disfraces, el karaoke y el toro mecánico convocan también a numerosos vecinos en las noches de verbena, sin que falten los premios para los participantes.
La parte gastronómica está representada en el concurso de migas con sardinas, en paellas gigantes para todos los vecinos y en las magdalenas con chocolate, presentes también en las fiestas locales de pedanías vecinas como La Pinilla, con las que se obsequia a los vecinos durante las largas noches de verbenas protagonizadas por orquestas y grupos de cantantes.
El último día de fiesta el pueblo disfruta de un desfile de carrozas preparado por todos los vecinos y un gran castillo de fuegos de artificio que pone punto final a las celebraciones.