Celebración: 7 de octubre.
La patrona de la pedanía de Sucina es la Virgen del Rosario, que rige su parroquia desde su construcción e inauguración a mediados del siglo XVIII, teniendo por imagen titular una talla del maestro Roque López, discípulo de Salzillo.
Las fiestas patronales se viven intensamente en Sucina, la devoción por la patrona es tal que son varios los cantos y versos que durante estos días se recitan en honor a la Virgen.
Las celebraciones son diversas, desde cenas de fraternidad entre los vecinos hasta pequeñas charamitas que recorren el pueblo animando a los vecinos, especialmente el día grande la celebración.
Pero hay un evento que distingue a Sucina de otros pueblos. El día en el que se procesiona a la patrona los vecinos se reúnen en la parroquia para "recibir" a la Virgen. La imagen de Roque López, como siempre en el camarín principal del retablo mayor, está dispuesta sobre su trono o andas, engalanado de flores. Mediante un dispositivo ideado y construido por un vecino de Sucina, Fernando Lancis, tanto la imagen como su trono salen del camarín y descienden por una pequeña rampa, de manera totalmente automática, haciendo un descenso pausado sobre una peana cubierta de raso granate. Se escucha la marcha real y los vecinos aplauden y corean a su patrona.
Tras este "recibimiento", las andas se preparan y la Virgen sale en procesión por el pueblo. Al terminar la procesión y el castillo de fuegos artificiales en su honor, la patrona vuelve a su camarín tal y como bajo de él, nuevamente con el himno nacional y los vítores de sus fieles vecinos. Los sucineros se sienten orgullos de esta particular forma de concretar las fiestas patronales.
Sucina también celebra la Semana Santa con los actos litúrgicos propios de la época y algunas procesiones, como la que reúne el viernes santo en las calles del pueblo las imágenes del Cristo Crucificado, la Dolorosa y San Juan Evangelista, escenificando un calvario en la plaza mayor de la villa.
Hace no muchos años en esta villa, y para hacer más intensas las vivencias cuaresmales, se levantó una cruz a las afueras del pueblo, en un montículo. Esta cruz es el final de un vía crucis que parte de la parroquia y sube a la colina donde está la cruz, a través de unas escalinatas que la noche del vía crucis, se iluminan levemente. Esta celebración religiosa recuerda, una vez más, el origen de Sucina, siempre ligado a su parroquia.