Una cuenca de aguas templadas
Es interesante señalar que la interfase entre las dos corrientes del estrecho se produce hacia los 150 m de profundidad. Por tanto, en el Mediterráneo sólo entran las aguas atlánticas más superficiales, cuya temperatura oscila entre los 12ºC del invierno y los 20ºC del verano. Esta característica térmica de las aguas entrantes, junto con la climatología imperante en la cuenca, hacen del Mediterráneo un gran estanque de agua templada, cuyas aguas profundas tienen una temperatura no muy inferior a 13ºC, que contrasta fuertemente con los 3-4ºC que tienen las aguas atlánticas de igual profundidad.
Con la fuerte insolación estival se produce una marcada estratificación, formándose una capa de agua superficiales de temperatura comprendida entre 25 y 28ºC, que puede extenderse hasta los 30 m de profundidad, donde se sitúa la termoclina. Con los temporales de otoño se produce una homogeneización de la temperatura, con el consiguiente descenso de la de las aguas superficiales y la desaparición de la termoclina estival.
Juan Carlos Calvín