Shiatsu'Si tuviera cerezas cuando hiela y melones ambarinos en el corazón del invierno, 'con qué placer los comería cuando mi paladar no necesita ser humedecido ni refrescado' En los ardores de la canícula, 'me resultaría agradable la pesada castaña' 'La preferiría a las frutas que la tierra me ofrece con tanto esmero'

Jean-Jacques Rousseau (1712-1778)

                                (Citado por Paul Bocuse en su libro, La dieta de la buena mesa, Ed. Martínez Roca, 1996).

Al poco de nacer mi hijo, en una de aquellas apoteósicas noches en vela por los cólicos del lactante que padeció, mejor, que padecimos mi mujer, él y yo, pusieron en la tele un documental en el que hablaban de los efectos beneficiosos de los masajes en los bebés y su capacidad de aliviarles dichos dolores. A los pocos días, en una calle del barrio de Vista-Alegre en Murcia, leí en un cartel algo así como: 'escuela de shiatsu' y, en letra más pequeña, se referían a los supuestos efectos beneficiosos de estos masajes para un sinfín de síntomas: dolores crónicos, insomnio, stress, depresión, etc. Sin mucha convicción acerca del resultado, pero motivado por un elevado grado de desesperación, me acerqué a preguntar si podrían darle un masaje a mi niño para aliviarle sus cólicos. A decir verdad a mi hijo los cólicos se le fueron calmando en unas pocas semanas, aunque no sé si por los masajes o porque 'ya tocaba' 'afortunadamente los cólicos duran unas pocas semanas- pero, lo que sucedió fue que a mí me dieron un masaje por aquello de probar' y desde entonces estoy enganchado.

Cuento todo esto porque desde mi primer curso de shiatsu, por mi formación e interés hacia el mundo de los alimentos y la alimentación, presté especial atención hacia los aspectos alimentarios vinculados o vinculables a las teorías, conceptos y filosofías  orientales del yin y el yang, los cinco elementos o el budismo-zen, entre otros.

Entre los libros que he podido ir leyendo estos últimos años sobre medicina tradicional china, zen, naturismo o macrobiótica, destacaría, respecto del tema alimentario, el escrito por el Dr. Jorge Pérez-Calvo con el título: Nutrición energética y salud, (Ed. Grijalbo, 1ª edición de octubre de 2003). En mi opinión, dicho libro aborda de una manera muy consistente y amplia el tema de la alimentación y la salud desde sus conocimientos en medicina tradicional china, macrobiótica, acupuntura, dietoterapia o naturismo, entre otros. Sin embargo, no por ello estoy de acuerdo con determinados planteamientos o postulados contenidos en el mismo. Así, por ejemplo, me ha resultado sorprendente que desaconseje el consumo de naranjas, pomelos y limones, entre otras frutas, en España por Macrobiótica murcianaconsiderarlas como no naturales de un clima templado como el de la Península Ibérica y no autóctonas; para más adelante, en el recetario que facilita, incluir en la cesta de la compra como recomendables: Tamari o shoyu, teka, miso, gomashio 'entre los condimentos y aderezos-; kombu, wakame, nori o arame 'entre las algas-; espelta o amaranto 'entre los cereales-; pasta de trigo kamut o pasta japonesa udon, entre las pastas; Tofú o seitan, entre los productos frescos de nevera; y así sucesivamente en todos y cada uno de los grupos de alimentos.

Resulta obvio que los citados productos no son más autóctonos, naturales o naturalizados del Levante Español que los cítricos en general, y la naranja y el limón en particular. Nada más lejos de la realidad, el limón ya se cultivaba entre nosotros hace 2000 años 'introdujeron su cultivo los Romanos- y la naranja dulce lleva entre nosotros alrededor de mil años aproximadamente y, lo que es más importante, ambos cultivos han proliferado en nuestras tierras durante todos estos siglos por su excelente adaptación al medio, sin duda determinada genéticamente.

Existe una contradicción generalizada entre los principios o teorías contenidas en los libros por mí consultados 'principios que yo particularmente suscribiría- y la puesta en práctica de los mismos en nuestro entorno. De hecho, a la hora de establecer dietas se recogen una gran cantidad de alimentos japoneses, en clara contradicción con el principio macrobiótico de que 'nuestra dieta se base en productos de la zona en que vivimos y de la estación en que nos encontremos', esto es, en productos de temporada.

En mi opinión, falta la necesaria reflexión acerca de la manera de aplicar las teorías orientales sobre los alimentos de temporada que disponemos en nuestros mercados, y no tanto por el desconocimiento de dichas teorías como por el de nuestros alimentos autóctonos. Por ello, a continuación, y tras abordar unos imprescindibles principios y teorías orientales para los no 'iniciados' que sirvan de introducción al tema, me atrevo a proponer una primera aproximación sobre la clasificación de nuestros alimentos autóctonos, en concreto, de las frutas. Ruego a cuantos conocedores y estudiosos del tema lean este trabajo que, por favor,  me remitan sus críticas o sugerencias (julio.pedauye@regmurcia.com ).

Autor: Julio Pedauye Ruiz