Los dátiles, por su gran contenido en hidratos de carbono simples y complejos (72%) constituyen un alimento muy energético (274 Kcal por 100 gramos de dátil seco), ideales para aquellas personas que quemen mucha energía como niños y deportistas. Además, por su contenido en azúcares complejos, son metabolizados por el organismo de manera prolongada en el tiempo, una cualidad interesante cuando hemos de mantener esfuerzos físicos o mentales prolongados en el tiempo (deportes de resistencia o exámenes de larga duración).
Este alimento es rico en ácido pantoténico o vitamina B5, conocida por sus efectos tranquilizantes del sistema nervioso. En este sentido hay quienes se refieren a los dátiles como "pastillas naturales anti-estrés" por la capacidad que tienen de relajar al individuo y hacerlo sentir mejor. Además, comer dátiles antes de irse a dormir, por su contenido en triptófano que estimula la formación de la melatonina, puede contribuir a conciliar el sueño y evitar el insomnio.
Por último, los dátiles son ricos en minerales, especialmente en potasio (790 mg por 100 g de dátil seco), cobre (0,24 mg), magnesio (65 mg) y calcio (59 mg).
Debido a la naturaleza pegajosa de los azúcares de los dátiles, se retienen mucho entre los dientes por lo que favorecen la producción de caries, por lo que, siempre que sea posible, tras su consumo deberemos lavarnos los dientes.
Gastronomía
El dátil se cosecha de octubre a enero y, por tanto, sólo en esta época del año podemos consumir dátiles frescos. No obstante, como ya dijimos anteriormente, debido a su riqueza en azúcares, el dátil se conserva magníficamente en congelación, por lo que los excedentes los podemos guardar largo tiempo de este modo. Además, este alto contenido en azúcares, favorece los procesos degradativos tras su cosecha, por lo que han de ser conservados en refrigeración si no los congelamos.
Los dátiles que nosotros podemos encontrar en nuestros supermercados proceden en su mayoría del Norte de África y normalmente son dátiles-pasas o confitados, dos formas de conservarlos y comercializarlos que prolongan su vida útil. También podemos encontrar grandes dátiles oscuros procedentes de Israel y que han sido descongelados.
A pesar de la profusión de palmeras datileras en nuestro entorno, y por tanto de dátiles, resulta sorprendente que hasta donde yo he podido indagar no exista ninguna receta de la cocina popular española en la que los dátiles sean el ingrediente principal, o uno de ellos. Es más, ni siquiera en los interesantes estudios sobre la alimentación en la Murcia islámica de Natividad Aznar (aparecidos en 'El velo de la Memoria. Tres miradas a la Murcia islámica o en 'Dios bendiga esta mesa '. Recetas de las tres culturas') aparece ninguna referencia a los dátiles, ni mucho menos receta de cocina que los contenga. Sólo el profesor Manuel Martínez Llopis, en su libro citado de historia de la gastronomía española, cuenta que el arrope, genuino invento árabe, lo elaboraban cociendo frutas como dátiles, higos o uvas.