Venta y fabricación de velocípedos
La primera referencia de fabricación de velocípedos en la Región se remonta a junio de 1879, fecha en la que el Eco de Lorca comentaba que en esa ciudad se había desarrollado una gran afición al ciclismo, no en vano se construían en ella 'con gran perfección'.
Años después, a finales de 1889 el vendedor-representante de velocípedos era un dentista instalado en Murcia, González Vera quien vendía por correo tanto la máquina como sus accesorios. En 1890 ya existían en Murcia al menos dos casas comerciales que vendían bicicletas. Se trataba de Francisco Peña Vaquero y Pablo Martínez; éste anunciaba bicicletas de factura inglesa en la calle Vidrieros donde también vendía máquinas de coser.
Tres años más tarde, en 1892, se celebró una gran exposición de bicicletas, uniciclos y todo tipo de accesorios nada menos que en la plaza de toros de Murcia. El responsable del evento fue el profesor velocipedista Joaquín Vilar. Pero las ventas correspondían a Antonio Avilés Rocamora que para entonces ya había abierto tienda de bicicletas y academia en la Plaza de Santo Domingo. Al año siguiente, se anunciaba en la calle Platería un representante de la casa inglesa Vollmer y Evard vendiendo bicicletas de ruedas neumáticas (inventadas en 1887 por Dunlop) en oferta a 550 pesetas. En 1895 se incorporó al mercado Ricardo Carpio, instalado en la calle Madre de Dios; ofertaba bicicletas Humber a 370 pesetas. Con el tiempo, la oferta de mercado se fue ampliando con otros comerciantes como el ferretero Antonio León (calle Sociedad, 9) que comenzó a vender en 1897 bicicletas de fabricación inglesa, francesa y americana (Humber, Rudge, Switt y Columbia). Antonio Medina (calle San Pedro, 4) era un verdadero profesional capaz de vender 6 modelos diferentes de la casa Columbia (Hartford, EEUU) con precios que oscilaban entre las 500 y las 750 pesetas. El modelo Columbia 44 era el especial para carreras de competición.
A pesar de su alejamiento capitalino, la afición ciclística prendió fuerte en Moratalla, prueba de ello es que bien pronto contó con la oferta de Estanislao Guirao ,un significado miembro del Partido Liberal que, en 1897, entusiasmado con el ciclismo, se decidió a comprar diversas bicicletas en Alicante con el propósito de alquilarlas y enseñar este deporte a sus paisanos.
En 1903 Antonio Avilés Rocamora, al que veremos participando y organizando carreras en la última década del siglo XIX, recurría a la publicidad para dar a conocer sus máquinas francesas marca Peugeot y Olimpia, anunciando el establecimiento de venta que en ese momento tenía situado en el número 66 de la calle Príncipe Alfonso (Platería), donde también destinaba un número de bicicletas al negocio de alquiler. Hay que decir que a lo largo de los 35 años que mantuvo su empresa, movió la ubicación de ésta en numerosas ocasiones. En 1914 alquilaba las bicicletas a 3 reales la hora, en la calle Pascual (antigua Contraste), donde también las reparaba. Pero antes (1895) ya había abierto sucursales en Cieza (calle Cánovas) y Cartagena (Plaza del Rey). Cuando falleció, se hizo cargo del negocio su viuda (1928). En 1906 ya se había incorporado al negocio de las bicicletas J. Ortiz y Compañía instalándose en la calle San Cristóbal de Murcia.
Además de la sucursal de Rocamora, Cartagena disponía en 1912 de un depósito de bicicletas en la calle Santa Florentina. Y en esos mismos años destacaba en Murcia el Garaje Internacional, propiedad de Ramón Servet que vendía bicicletas nada menos que en tres puntos: calle Villaleal, González Adalid y Platería. Desde que en 1916 falleciera Ramón Servet, la empresa quedó bajo la dirección de José Pascual Riquelme.
El siguiente anuncio hallado en prensa corresponde a la Casa comercial del ex ciclista José Inchaurrandieta, que abrió en el número 3 de la Media Luna de Murcia (Plaza González Conde). Aunque la publicidad data de 1927, este establecimiento podía llevar trabajando desde mucho antes. La oferta consistía en la venta de motos y bicicletas en cómodos plazos. Tras su fallecimiento acaecido en 1934 el negocio continuó abierto. La Casa Moratilla no sólo vendía las bicicletas, accesorios y piezas sino que ya financiaba incluso algún equipo de competición allá por 1927. Sus instalaciones se hallaban situadas en el número 2 de la calle San Patricio (detrás del ayuntamiento capitalino); esta tienda se anunciaba en 1924 como Casa Sport. Moratilla no sólo organizaba carreras de hasta 44 km. como fue la del premio Thomann en 1928 con meta en La Alberca, en la que por cierto fue vencedor Pedro Castillo, alias 'mariche', sino que también ejerció de juez en otras como la carrera a Librilla de 1929. Hombre apasionado por el ciclismo, también se ocupó de proteger y apoyar al ciclista Miguel Carrión cuando tuvo problemas en 1936 con la Unión Velocipedista. No está de más explicar quien estaba tras Casa Moratilla. Se trataba de José Patricio Moratilla Vázquez. Hombre dedicado al deporte, estuvo relacionado con el Real Murcia, el aeromodelismo, la organización de carreras de motos y fue además el primer presidente de la Federación Murciana de Ciclismo, nacida el 5 de agosto de 1939. Murcia contaba también con otro establecimiento de venta en la Puerta de Orihuela; era de José Hidalgo, que abrió sus puertas en 1934.
En Beniaján las bicicletas las vendía Leonardo Buendía. Sus hijos, Leonardo y Antonio, acabarían también participando en pruebas ciclistas a partir de 1939. De su talante luchador hemos hallado una referencia en prensa que data de 1933. Defensor infatigable de las comunicaciones de su población, se quejaba en el periódico del mal estado en el que se encontraba la Carretera de Beniaján a Torreagüera. Y de su encomiable esfuerzo por impulsar el ciclismo, hay que decir que no se celebró carrera que pasara por Beniaján o partiera de ella que no contara con un premio otorgado por su Casa comercial.
Desde 1914, en Jumilla, abastecía la demanda de bicicletas la Casa Mead, propiedad de Francisco Ortiz Angulo quien en 1922 disponía ya de un representante en Murcia (Sucesores de Santamaría en el nº 15 de la calle Platería). En 1921, aparte del negocio de Rocamora, los ciezanos podían comprar bicicletas en la armería denominada La Puerta del Sol.