Tras el triunfo en la Segunda Guerra Púnica, una vez derrotados los cartagineses, Roma comenzó a consolidar su dominio a lo largo de todo el litoral de la península ibérica. Inició así una política que implicó un cambio en los modo de vida de los iberos, entre otras cosas, porque estos fueron obligados, por norma general, a abandonar todos los poblados en altura y fortificados, teniéndose que trasladar al llano. Así, los romanos aseguraron una mayor tranquilidad en sus nuevos territorios, evitando los núcleos de resistencia fortificados, e iniciaron una explotación sistemática del territorio en la que los indígenas tuvieron un papel de primer orden.
Durante los dos primeros siglos de la conquista (s. II-I a.C) el poblamiento consistió en pequeños asentamientos rurales en los que se atestigua tanto elementos romanos como indígenas (llano de los Morenos), aunque estos últimos se diluirán con el paso del tiempo absorbidos por la civilización romana.
Durante el cambio de era, durante el gobierno del emperador Augusto, se inicia un proceso de monumentalización que afecta no sólo a la gran ciudad del momento, Carthago Nova, también a enclaves del anterior.
Aprovechando el nacimiento de agua termal en Archena, lo que hoy en día es su Balneario, Roma levantó un santuario, similar al de Fortuna, que atraería a numerosos visitantes y que debió necesitar probablemente una población estable para su mantenimiento.
Aunque las excavaciones arqueológicas realizadas en el balneario romano son parciales si han permitido conocer parte de la planta del edificio, que debió ser similar al Santuario de las Aguas de Fortuna. Al contrario de éste, no se ha documentado su uso más allá de época romana, aunque es muy probable que en época islámica sus aguas fueran utilizadas al menos para riego.
Construido a finales del siglo I a.C, debió ser transformado en época Flavio (segunda mitad del siglo I d.C) a consecuencia de una inundación que debió arrasar el balneario.
La famosa inscripción de los duunviros, alude a este hecho que ha sido confirmado en las excavaciones arqueológicas. (C. CORNELIVS CARITO . L. HEVIS LABEOII . VIR . AQVAS EX.D.D. REFICIENDAS CVRARVNT . I.Q.P. cuya traducción es. Caio Cornelio Carito y Lucio Hebis Labeo, duunviros, en virtud de un decreto de los decuriones, dispusieron que se restauran las termas y ellos mismos dieron fe).
El último período de uso documentado en este edificio romano es de finales del II d.C.