Clase: Sedimentaria carbonatada de precipitación química
Descripción
Calizas de origen continental, de tonos rojizos y blanco-amarillentos más o menos bandeados o agatiformes, que aparecen formando niveles (costras), de espesor variable entre algunos centímetros y 1 o 2 metros, intercalados entre sedimentos detríticos. La principal característica para su reconocimiento en el campo, es su asociación a sedimentos subaéreos cuaternarios continentales, mientras que en muestra de mano se distinguen por su coloración característica.
Ambiente de formación
Su origen está ligado a la precipitación de carbonato cálcico, que procede del lavado (disolución y transporte por el agua de circulación edáfica) lateral y vertical de los carbonatos existentes en los relieves carbonatados de la región. Son pues, depósitos continentales edafogenéticos, que podemos localizar en casi todos los glacis y abanicos aluviales de la región. La edad de la mayoría de las formaciones de estas rocas es del Plioceno y el Pleistoceno, aunque actualmente se siguen formando caliches en los suelos calcáreos de nuestra región.
Localidades
Las costras calizas aparecen en la falda de casi todas las elevaciones montañosas de la región, formando parte de abanicos aluviales y glacis, a los que protegen de la erosión. Destacan las costras calizas que aparecen en los glacis que parten de las sierras de Espuña, Carrascoy, Cabeza de Asno, Tobarrillas, etc.
Usos
Los terrenos donde aparecen caliches, son suelos (Calcisoles pétricos) con excelentes cualidades agrícolas, por lo que tradicionalmente se han utilizado para la instalación de diversos cultivos, en función de la disponibilidad de agua de riego. Este uso agrícola estaba limitado por la existencia de estas costras calizas, que había que quebrantar y eliminar de su superficie, para poder labrar posteriormente los campos. Por otra parte, algunas de estas tierras de cultivo estaban en zonas con cierta pendiente, que había que aterrazar, por lo que la costra caliza era retirada de las zonas de cultivo y luego aprovechada para marcar lindes, construir muros que dieran estabilidad a las terrazas o como piedra de mampostería para construir cercados para el ganado o las viviendas en zonas rurales. Por toda la geografía murciana podemos encontrar restos de estos aterrazamientos, cercados y viviendas rurales, como se pueden observar en el Campo de Cartagena o en las zonas rurales de Mazarrón, Cartagena, Mula, Cieza, Caravaca, Lorca, Moratalla, Jumilla, Yecla, etc.
Estas rocas carbonatadas han sido las idóneas para la realización de la cal por un gremio ya en extinción, los caleros. Todavía en la región se conservan algunos restos de los hornos utilizados, por ejemplo en Moratalla.
Antonio del Ramo
Francisco Guillén