José García Guardiola, Jumilla, 8 de diciembre de 1921 - Madrid, 10 de mayo de 1988
José García Guardiola, de nombre artístico José Guardiola, nació el 8 de diciembre de 1921 en Jumilla, en el seno de una familia modesta dedicada a las labores del campo con domicilio en la Plaza de Arriba, un hermoso espacio urbano que aún hoy conserva todo el encanto del siglo XVII.
La familia se ve en la obligación de repartir la pesada carga de la crianza de los hijos y José Guardiola parte con cinco años para Barcelona. Allí, ya con 16 años, Guardiola se alista como voluntario en algún tipo de milicia obrera durante el inicio de la guerra civil y se traslada de nuevo a su pueblo natal donde la guerra queda más alejada.
Una vez terminada la guerra es encarcelado por motivos políticos y puesto en libertad por la intercesión de familiares ante el Gobernador Querejeta (padre del productor de cine Elías Querejeta). De nuevo en Jumilla, canta, con su ya destacada voz, en el coro de la iglesia de Santiago y participa como actor en obras de aficionados montadas en el Teatro Vico.
Es reclutado para el servicio militar en el ejército de África y se alista en la División Azul, experiencia de la que regresa, como tantos otros, con necesidad de refugiarse en su tierra donde, además, participa en el estreno de la zarzuela La moza de la dehesilal, obra de otro destacado jumillano: el maestro Julián Santos.
Trabaja temporalmente en el Ayuntamiento del pueblo pero no es ése su camino. Ha probado veneno de las tablas y decide intentar la aventura en Madrid y, más tarde, en Sevilla (donde intenta el toreo) y Barcelona.
De nuevo en Madrid, en 1948 consigue un pequeño papel en El burgués gentilhombre de Moliere (en versión de José López Rubio), obra que se estrena en el Teatro Español de Madrid bajo la dirección de Cayetano Luca de Tena. Participa también en Los sombreros de dos picos, obra de Claudio de la Torre y Álvaro de la Iglesia con el mismo director. Poco después Guardiola consigue papeles más extensos cuando uno de los actores destacados de la compañía, Conrado San Martín, encuentra problemas para compaginar su trabajo en el teatro con sus intervenciones en películas.
Pero el impulso definitivo que lo introduce en el mundo del cine vendría de la mano de Hugo Donnarelli, un italiano pionero del doblaje en España y a la sazón director por esos años en Fono España. Existen diferentes versiones acerca de la forma en que Donnarelli descubre el talento de José Guardiola: un encuentro casual en un cine o teatro, el visionado de la prueba de fotogenia y voz que Guardiola consigue con Manuel Mur Oti (relatada en el capítulo siguiente), el interés ya inicial del actor por el doblaje que le llevaría a solicitar pruebas de voz en los estudios, etc. Lo que está fuera de toda duda es que fue este paso el que le decidió a dedicarse sin vacilación al mundo del cine (interpretando en este final de década algunos papeles breves) y que fue el técnico italiano quien, entusiasmado con la magnífica voz de Guardiola, abrió finalmente las puertas del éxito en su carrera.