El éxito periodístico de Martínez Tornel se inicia a partir de un luctuoso acontecimiento ante el que el autor despliega toda su sensibilidad periodística. En la madrugada del 14 al 15 de octubre del año 1879 comenzó una de las catástrofes más trágicas que se han abatido sobre la provincia de Murcia, la riada de Santa Teresa. Se llama así porque se produjo en el día de su festividad (15 de octubre), ocasionó la crecida de los ríos Guadalentín (entonces llamado Reguerón) y Segura y arrasó la provincia de Murcia desde Puerto Lumbreras hasta la pedanía murciana de Zeneta. El número de fallecidos se cifró en 777, los heridos en más de 2.000, las casas destruidas en 2.611 y el terreno dañado en 24.024 hectáreas. El perjuicio causado por la inundación ascendió a más de 12 millones de pesetas.
Ante la magnitud de la tragedia, Martínez Tornel siente la necesidad de transmitir a la sociedad todos los detalles de la desgracia y ante la imposibilidad de insertar una fotografía o un grabado que refleje lo que está sucediendo, decide encabezar la edición de El Diario de Murcia del día 16 de octubre con una enorme esquela de homenaje a las víctimas y, dentro de ella, realiza un llamamiento a la solidaridad de los ciudadanos (pan para el pobre, amparo para el desvalido, abrigo para el desnudo). La idea de Martínez Tornel impactó en la población y supuso el espaldarazo definitivo para El Diario de Murcia. Pese a la dificultad para distribuir los ejemplares por las dificultades climatológicas, el periódico de Martínez Tornel alcanzó un récord de ventas. En días posteriores el propio periodista estima que se llegaron a imprimir 25.000 ejemplares, lo que parece una cifra demasiado exagerada; no obstante aquellos días los ejemplares de El Diario de Murcia se distribuyeron por toda España.
La riada de Santa Teresa supone una revolución en el periodismo murciano. Nunca, hasta entonces, un diario de información general había dedicado la totalidad de sus páginas a informar sobre un mismo acontecimiento, llegando a prescindir de la publicidad. Martínez Tornel aprovecha ese espacio para hacer un llamamiento, primero al presidente del Gobierno, Arsenio Martínez Campos, y más adelante a los ciudadanos, para que colaboren con los afectados por la inundación. Conviene subrayar el tono dramático de su lenguaje. "Murcianos, levantad vuestro corazón: los que tengáis caridad, hacedlo por amor de Dios. Dad las ropas de deshecho de vuestros hijos para los hijos de los pobres que han quedado desnudos; dad los pedazos de pan que os sobren; dad el dinero de algún lujo, de algún vicio o de algún capricho porque la miseria es muy grande".
Uno de los grandes aciertos de Martínez Tornel en aquel ejemplar de El Diario de Murcia del 16 de octubre fue el de escribir una carta-súplica al Rey Alfonso XII. El 18 de octubre el monarca vino personalmente a la ciudad para evaluar los daños que había causado la inundación y cuando se encontraba en un paraje de la Huerta pidió que le fuera presentado el periodista. Según recoge la revista La Ilustración Española y Americana, cuando Alfonso XII tuvo ante sí a Martínez Tornel le dijo textualmente: "He leído El Diario en palacio y me he emocionado dolorosamente". La sensibilidad que mostró Martínez Tornel en la descripción de la tragedia no sólo propició la visita de Alfonso XII a las zonas devastadas por la riada, sino que además produjo una gran repercusión en la prensa nacional que, además de informar de las noticias relacionadas con la inundación, puso en marcha su influencia con el objetivo de ayudar a las personas afectadas.
El 18 de octubre, El Imparcial, que en aquella época estaba considerado como el periódico más importante de España, envió un corresponsal a Murcia, abrió una suscripción para recaudar fondos y publicó varios artículos con el fin de sensibilizar a la ciudadanía y llamar a la colaboración del resto de periódicos. Siguiendo el ejemplo de El Imparcial, otros diarios como El Globo, La Correspondencia y El Liberal enviaron corresponsales a Murcia. Por otra parte, Abelardo de Carlos, director de la revista La Ilustración Española y Americana, se puso en contacto con Rafael Almazán para que éste encargara un reportaje gráfico a un fotógrafo de la ciudad. El 31 de octubre, con el fin de coordinar las ayudas, se produce por primera vez una colaboración entre la prensa de la ciudad. Los periodistas crearon la Junta Central de Socorros presidida por Antonio Hernández Amores. La Junta estaba formada por los directores de los periódicos murcianos existentes y por los corresponsales venidos desde Madrid.
Los gritos de socorro de Martínez Tornel se extendieron más allá de los Pirineos. A finales del mes de octubre, Eduard Lebey, director de la agencia francesa Havas, decidió emprender una ingente labor con el fin de recaudar fondos para ayudar a los afectados por la inundación de Murcia. Lebey ideó la posibilidad de organizar una fiesta en el Hipódromo de París y de lanzar un periódico benéfico en el que las personas más importantes de Europa (incluyendo el Papa y los Jefes de Estado y de Gobierno) escribirían unas líneas. Ese periódico vio la luz en diciembre, se llamó Paris-Murcie y ha pasado a la Historia por la gran importancia de sus colaboradores. En justa reciprocidad los periodistas murciaron sacaron a la luz cuatro días más tarde el Murcia-París, un periódico de ocho páginas en el que Martínez Tornel colaboró con una de sus composiciones poéticas. La riada de Santa Teresa encumbró a Martínez Tornel como maestro de periodistas y a El Diario de Murcia como el periódico más importante de la provincia. Martínez Tornel no pudo seguir asumiendo en solitario la tarea de redactor, por lo que poco después incorporó a la redacción a Mariano Perní y Frutos Baeza, un joven cajista de imprenta procedente de talleres, quien en 1884 se encargó de editar El Panocho, un suplemento dominical que Martínez Tornel decidió regalar a sus suscriptores.