En febrero de 1879 compró en la calle San Nicolás de Murcia, muy cerca de la antigua tienda de su abuelo, una imprenta y una prensa de madera, que le costó doce duros, y con este material empezó a publicar el 15 de febrero El Diario de Murcia, de un tamaño inverosímil por lo pequeño (35'5 x 26). Se subtitulaba "periódico para todos" y desde el principio lo condujo sin partidismo alguno, confesándose murciano y católico. El periódico de Martínez Tornel empieza con tres planas, casi en tamaño octavo, y la página restante dedicada a anuncios. No existe el cliché y se compone a mano utilizando las "cajas" de las imprentas. La consolidación de este nuevo periódico no parecía una tarea fácil, ya que en aquel momento en la ciudad de Murcia se publicaban otros cinco: La Paz y El Noticiero, que eran diarios, y El Semanario Murciano, Las Noticias de Murcia y El Comercio, que tenían una periodicidad semanal y, además, esa misma semana vio la luz una séptima publicación, El Clamor.
El mercado periodístico estaba muy saturado, por lo que el nacimiento de esta publicación fue recibida con recelo por sus competidores. Para contrarrestar esa reacción, Martínez Tornel, convertido en director y único redactor de El Diario de Murcia, publicó varios artículos en los que intentaba convencer a sus lectores de contar con un nuevo periódico. El primero de estos artículos apareció el mismo día de su fundación, ya que Martínez Tornel sabía de antemano que la reacción de sus competidores ante la aparición de El Diario de Murcia no iba a ser positiva. Por este motivo escribió que "hace falta en Murcia un nuevo diario que se levante por la mañana muy temprano y vaya a saludar a los lectores recordándoles todo lo que puede dar de sí esta ciudad. Para llenar este vacío nace El Diario de Murcia". Lo cierto es que, en ese momento, no había ningún vacío que llenar; más bien, al contrario, la supervivencia de varias de esas publicaciones estaba seriamente amenazada por el escaso número de lectores; no obstante, Martínez Tornel siguió justificando la aparición de El Diario de Murcia. "Los periódicos que en la actualidad se publican en esta población son los siguientes: La Paz, El Noticiero, Las Noticias, El Comercio, El Semanario Murciano y El Diario de Murcia. Para una población de 30.000 lectores que, por lo menos, hay en Murcia no nos parecen muchos".
El Diario de Murcia introdujo como novedad un tamaño de letra mayor que la del resto de periódicos. Martínez Tornel argumentaba que era "para que no sufra detrimento la vista de nuestros lectores y tengan que ir a parar a manos de especialistas", aunque, probablemente, el verdadero motivo de que la letra tuviera un mayor tamaño se debiese a la dificultad que tenía Martínez Tornel para rellenar las páginas del periódico ya que, en sus inicios, El Diario de Murcia sólo contaba con un redactor (Martínez Tornel), no recibía noticias de agencia y sus contenidos se basaban en editoriales muy largos, noticias cortas acontecidas en la ciudad de Murcia, comentarios y valoraciones sobre cualquier suceso y la reproducción de las noticias y los artículos de opinión que aparecían en otros periódicos.
Rafael Almazán no tenía motivos para pensar que El Diario de Murcia iba a ser una importante competencia para su periódico. La Paz ofrecía información local, nacional e internacional. Además, en sus páginas aparecía con frecuencia la firma de personajes muy destacados de la alta sociedad murciana; en cambio, como hemos señalado, la mayor parte del contenido de El Diario de Murcia se centraba en las opiniones de Martínez Tornel y en informaciones que aparecían en otros periódicos. Si la variedad de los contenidos de La Paz era muy superior a los que ofrecía El Diario de Murcia, el diseño también era mucho más vistoso. Mientras que La Paz (al igual que El Noticiero, el otro diario que se editaba en la ciudad) desarrollaba su información a cuatro columnas, El Diario de Murcia presentaba un diseño muy arcaico, con sólo dos columnas, separadas por un corondel. Sin embargo, El Diario de Murcia tuvo éxito desde su nacimiento porque la sociedad murciana acogió con los brazos abiertos a un periódico cuyo contenido se basaba, casi exclusivamente, en aspectos de la vida pública de la ciudad. Las dotes literarias de Martínez Tornel despertaron el interés de numerosos lectores, lo que produjo un importante aumento tanto de suscriptores, como de anuncios publicitarios. En apenas unas semanas el diario de Tornel amenazó la supremacía de La Paz, que duraba 21 años.
La actividad creativa de nuestro protagonista no disminuye. En 1887 edita su Guía de Murcia en la que incluye curiosas noticias históricas, que luego ampliará en unos opúsculos de carácter murcianista como La ciudad de Murcia durante la Edad Media (1888), el Catálogo de las Esculturas que hizo Roque López, discípulo de Salzillo (1889). Entre 1892 y 1893 lanzaría a la luz la Biblioteca del Diario de Murcia, un obsequio a los suscriptores del diario. Se trata de una colección de folletos de poesía en cuarta y tomitos en octava con obras de autores y temas murcianos, aunque no constituyen una verdadera serie de volúmenes numerados correlativamente. Entre otras obras estaban los Cantares Populares Murcianos y El Romance Popular de Costumbres Murcianas, ambos compuestos por el propio Martínez Tornel.
Continúa su labor en la dirección de El Diario de Murcia, a través de una sección llamada 'Lo del día', en la que da su parecer sobre cualquier acontecimiento de importancia. En esta época El Diario de Murcia, que sigue siendo el periódico más importante de la provincia, incorpora a dos nuevos redactores, José Tolosa y Pedro Jara Carrillo. Además de su trabajo en El Diario de Murcia, Martínez Tornel colabora con otras publicaciones como El Bazar Murciano, un anuario de contenido cultural auspiciado por un comerciante, que aparecía antes de la Feria de Septiembre, en el que nuestro protagonista era la principal cabeza visible. Además, Martínez Tornel adquiere la costumbre de abrir suscripciones populares para colaborar con los afectados por cualquier tragedia. Sus campañas tienen un gran éxito. Entre ellas, hay una muy personalísima, la que todos los años realiza el día de su onomástica para recaudar fondos para las personas más desfavorecidas.
La aventura de El Diario de Murcia acaba el 10 de mayo de 1903. Unos meses antes la redacción sufrió un altercado que estuvo a punto de acabar en tragedia. Un grupo numeroso de trabajadores fue sobornado por políticos locales para asaltar el periódico, ya que éstos no estaban conformes con la campaña que estaba realizando El Diario de Murcia a favor de la pureza del pimentón. Varios de estos individuos en estado ebrio apalearon a un cajista y dispararon contra uno de los hermanos de Martínez Tornel, que salió milagrosamente ileso. La aparición de nuevos periódicos con medios más sofisticados como La Verdad y El Liberal, unido al cansancio de un ya veterano Martínez Tornel, determinaron el cierre definitivo de El Diario de Murcia y la inmediata incorporación del ilustre periodista a la redacción de El Liberal, en donde se encargó de una sección que llevaba el nombre de su antiguo periódico y en la que, al igual que hacía en El Diario de Murcia, daba su visión particular sobre los acontecimientos que sucedían en la ciudad.