Es una especie frutal que requiere pocas podas y aclareos. No obstante, si queremos evitar que las higueras crezcan excesivamente y los frutos se puedan recoger desde el suelo, sin necesidad de subir a los árboles, cortaremos en enero las ramas demasiado altas.
También podemos eliminar algunas yemas en enero-febrero, para favorecer el engorde de las brevas situadas al final del tallo.
La humedad excesiva y las lluvias frecuentes perjudican enormemente la calidad de los frutos, por ello el cultivo de la higuera, principalmente la brevera, sólo reviste interés en zonas de clima benigno en invierno y caluroso en verano, con precipitaciones escasas, es decir, clima mediterráneo cálido y seco. Es uno de los árboles más resistentes a la sequía. Cuando ésta es intensa permanece en estado de reposo desarrollando pocas hojas y no dando frutos.
Curiosidades
Recuerdo que en mi pueblo, cuando yo era chico y queríamos hacer rabiar a algún niño apocado, poco resistente o que lloraba mucho al lastimarse, lo afrentábamos con la frase ¡Eres un breva!. Ahora sé que aquel calificativo aludía a lo delicado que resultan estos sabrosos y apreciados frutos y el cuidado que hay que llevar en su manejo.
El látex (la 'leche' que brota de las ramas al ser rotas) posee unas enzimas capaces de digerir las proteínas y se ha empleado para quitar verrugas y ablandar callos y durezas, aunque puede producir reacciones alérgicas (dermatitis) debido a su contenido en furanocumarinas. También se ha utilizado para obtener queso por su poder de cuajar la leche.
Precisamente el látex hace que toda la planta, incluso los higos inmaduros, sea ligeramente tóxica, de hecho los pastores evitan que las ovejas y cabras coman sus hojas y frutos inmaduros.
Antiguamente, en Murcia, los higos sobrantes o aquellos que se caían al suelo se los daban a los cerdos 'sogueros', chatos murcianos para más señas, que atados con una cuerda eran engordados con los desperdicios de las casas y de los cultivos.