De regreso en Cartagena
La actividad de Wssel le llevó a viajar continuamente, no sólo desde Sevilla a Cádiz, sino que también marcharía con cierta frecuencia a Madrid o París, antes de regresar, esta vez con de modo definitivo, a Cartagena.
Esta vuelta se produjo aproximadamente entorno al 1886, algo antes de la boda de su hija con el cartagenero José Lizana. Los verdaderos motivos del traslado parecen inciertos, pero no supuso este cambio una transformación significativa en su pintura.
En este momento en la ciudad donde residían los orígenes de Wssel, se asistía a un importante auge de la minería cartagenera que supuso para su economía y sociedad un significativo impulso revitalizador que favoreció la multiplicidad de encargos y demandas artísticas.
El pintor que llegaba desde Sevilla con un prestigio ya consolidado fue muy bien recibido y admirado por la burguesía local.
Allí vivió junto a su familia en una de las mejores zonas de Cartagena, en la calle Cuatro Santos, cerca de donde abriría un estudio tranquilo y acogedor, concretamente en la calle Caballero. Dedicado ahora sí por completo a la pintura, había buscado con especial interés la luz en aquel taller como elemento indispensable, obsesión que reflejaría también en sus obras.
Wssel y sus discípulos
Muchos fueron los alumnos que Wssel recibió en su estudio, entusiasmados con recibir las enseñanzas de un gran maestro como él. Hasta aquel lugar también acudían muchos interesados en las corrientes artísticas, culturales y políticas de aquel entonces, formándose atractivas tertulias. De todos los alumnos y alumnas que pasaron por el estudio de Wssel pueden nombrarse algunos como Clara Cabanellas, Ángeles Aguirre, Elena Briones, Julio Villas, Andrés Barceló, Alfonso Siles o el ya mencionado Vicente Ros. Ocupado con esta labor docente no por ello descuidó su tarea artística, realizando en esos años también un nada desdeñable número de obras.
La ¿dictadura¿ pictórica de Guimbarda
Algunos analistas del pintor, se han referido a esta etapa en la vida de Guimbarda como la de una verdadera ¿dictadura¿ pictórica, al ser el responsable de la mayoría de decoraciones públicas y religiosas de Cartagena, y ejercer también una de las más relevantes labores pedagógicas dentro del mundo del arte.
Los que han estudiado la pintura cartagenera contemporánea no han dudado en afirmar que Wssel de Guimbarda fue el indiscutido de su tiempo, no tuvo rival, acaparando los proyectos más importantes, continuando con las obras exportadas al exterior, realizando una gran abundancia de trabajos por encargo, tanto de particulares, como de instituciones y tanto retratos como de carácter decorativo, obras de carácter religioso para algunas de las capillas e iglesias cartageneras o de otros lugares de la Región de Murcia. Gran parte de la motivación de los encargos recibidos viene justificada por el gran momento económico que este territorio atravesaba en esos años.
Los últimos años del pintor
Disfrutó Wssel de Guimbarda de largos paseos por el campo junto a la residencia familiar que poseía en Alhama de Murcia.
El pintor conservó sus antiguas amistades en Sevilla y Madrid, como la del pintor José Lances, quien en 1898 le dedicó un retrato que en la actualidad se encuentra en la alcaldía de Cartagena.
En esos últimos años de la vida de Wssel de Guimbarda, su ánimo y su espíritu desvelaban la juventud y la energía que siempre había manifestado este artista murciano, al que le gustaba llevar siempre a mano papel y lápiz por si en cualquier momento le surgía la inspiración. A pesar de pasar este tramo final más dedicado a otros placeres como el de la lectura, lo cierto es que aún pintaría algunos paisajes y un excepcional autorretrato.
A los setenta y cuatro años murió el gran maestro. Era un 9 de mayo de 1907 cuando Wssel de Guimbarda fue enterrado en el cementerio de los Remedios de Cartagena.
Años después, en 1934, se realizó en Cartagena una exposición homenaje al que acudieron todas las autoridades civiles y culturales y discípulos del maestro Guimbarda, reflejo de la relevancia y admiración que este personaje despertó en la Cartagena de su tiempo.