Obra
Un pintor prolífico y variado
La obra de Wssel de Guimbarda fue amplísima, abarcando una extensa temática y abrazando aspectos de todas las tendencias de la época.
Durante su formación madrileña-sevillana fundió la elegancia y suavidad del romanticismo alemán con los toques castizos y alegres de Andalucía.
Mezcló y unió las técnicas academicistas con los influjos de las corrientes románticas que llegaban a España primero, y las modernistas después.
Wssel avanzó hacia una pintura que promovía ciertos toques impresionistas, con pinceladas sueltas y un interesante estudio de la luz, alcanzando en su etapa de madurez que su pincel se volviera más ligero y expresivo, combinando el color con el estudio de actitudes y movimientos.
Las tonalidades más recurridas por el pintor fueron las gama de rosas suaves, grises blanquecinos y amarillos en todas sus variantes. Trabajó en acuarela, con pequeños formatos, con técnicas de grabado, empleando en ellos temas muy variados que iban desde la figura humana hasta la animal, cuadros marineros, religiosos...
Los temas violentos y convulsivos tratados por ejemplo en la Batalla de Lepanto no se repitieron mucho en la obra de Wssel, cuya personalidad y posición, más tranquila, se decantó por una pintura decorativa a tenor de los requerimientos de las clientelas que fue procurándose tanto en su estancia sevillana como en la cartagenera.
El tema costumbrista ocupó gran parte de las composiciones de este pintor, dando una visión popular-costumbrista que nada tiene que ver con la corriente del conocido como realismo popular. La técnica que empleó en estas composiciones se hizo más suelta y, a diferencia de sus primeras obras, ahora el dibujo deja de ostentar el protagonismo de la obra para dárselo al color y el volumen.
Madurez artística
En su producción retratística se ve reflejada la madurez artística del pintor.
Una de las constantes en casi todos sus retratos femeninos de una primera época fue la del entrelazado de las manos y un toque goyesco en sus peinados. Los retratos, muchos de los cuales fueron en tamaño real, solían tener cierta falta de realismo en sus rostros, idealizados y ausentes, faltos de comunicación. Sin embargo el dibujo y el color se conjuntaban perfectamente en sus obras. Otorgó relevancia en sus cuadros a elementos decorativos como los fondos del lienzo, las alfombras... haciendo un gran alarde de su técnica. Se trata de retratos donde lo decorativo imperaba sobre lo pictórico.
La evolución pictórica del retrato le trasladó del naturalismo fotográfico, donde la riqueza cromática despuntaba lo decorativo, al realismo psicológico, que reflejaba en los retratos de su última etapa mucho más acorde con el concepto contemporáneo.
El espíritu de Wssel como pintor-decorador se reafirmó en su última etapa, caracterizado por una intensa búsqueda de los colores que proporcionaban ambientes cálidos y relajantes, apartándose de las corrientes decorativas madrileñas. Esta condición en su carácter pictórico le acompañó a lo largo de toda su carrera artística, apareciendo los motivos decorativos sin la menor excusa, pero otorgando ahora un mayor peso a lo sociológico de su arte.