Existe cierta controversia sobre si la casa natal de Isidoro Máiquez estuvo ubicada en la Calle Cuatro Santos, o en La Serreta, barrio en cuyas inmediaciones se construyó años después un teatro en homenaje al actor cartagenero.
El actor murciano Julián Romea fue considerado el continuador de la gloria de Isidoro Máiquez años después, completando las reformas y los avances que el cartagenero comenzó en una época de revolución teatral.
Isidoro Máiquez es recordado en su tierra en varias calles de distintos distritos cartageneros (Llano del Beal, el Algar y Los Nietos) y otra en la ciudad de Murcia. Además cuenta con dos salas que llevan su nombre en una de las aulas de teatro de la Universidad de Murcia y en la del Colegio Mayor Azarbe.
En la Glorieta de San Francisco de Cartagena también se le ha dedicado un monumento realizado en bronce por José Ortells en 1927.
En Granada, donde residen sus restos mortales, se levantó otro monumento a su memoria, a cargo de los Señores Romea y Doña Matilde Díez.
Varios han sido los que le dedicaron muchas líneas a la vida y figura de Isidoro Máiquez. Entre ellos figuran la Vida artística de Isidoro Máiquez, de J. de la Revilla en 1845; Isidoro Máiquez y el teatro de su tiempo, de Emilio Cortarelo en 1902; Bleda con Máiquez. Actor guerrillero y hombre de amor, en 1934; Máiquez de Vega en el 1947; Seis vidas españolas de Antonio Espina en 1967; Rodríguez Cánovas y su Isidoro Máiquez en 1968; o Alberto Colao en 1980 con Máiquez: discípulo de Talma: ensayo sobre una estética teatral.