Talla en madera policromada y estofada.
La figura de la mártir está en pie, con la mano izquierda abierta puesta sobre el pecho, y la derecha extendida hacia delante, sosteniendo con esta la espada de su decapitación. La rueda dentada es otro de los elementos iconográficos que hacen alusión a los sucesivos martirios a los que fue sometida.
La cabeza es pequeña y de facciones correctas, pero inexpresiva. La frente excesivamente ancha y abombada. El cabello esta repartido a partes iguales a ambos lados de la cabeza, derramándose en grandes ondulaciones sobre hombros y espalda.
Sobre la túnica lleva una prenda a modo de capa corta que se sujeta con un gran botón por el cuello. A sus pies tiene una gran cabeza barbada, caricaturesca, representativa de la herejía o el paganismo, se trata del emperador Maximino, su perseguidor.
Nicolás Salzillo, preocupado por el dominio de la plástica dota a la figura de abundantes y bellos pliegues que le confieren un ligero movimiento. Destaca por su gran belleza la estofa de la vestimenta, a base de tonos rojos y verdes, bajo los que se han sacado flores del oro en grandes dibujos de ramos muy decorativos, y que también veremos en la obra de su hijo, Francisco Salzillo.
Observaciones
Es una obra tardía, de plena madurez, pues la realiza tan solo cinco años antes de su fallecimiento.
Se percibe en ella la influencia dulcificadora, tanto en el modelado como en los tonos de las policromías, de Antonio Dupar.
Objeto: Escultura
Autor: Nicolás Salzillo
Fecha: Siglo XVIII
Ubicación: Iglesia de Santa Catalina (Ciudad de Murcia)