Las defensas del poblado
El yacimiento de los Villares se encuentra en una pequeña elevación montañosa, recortado por su lado noreste por el Quípar, que ha hecho que el acceso al poblado por este flanco sea prácticamente inaccesible.
No se ha hecho ningún tipo de intervención arqueológica en el yacimiento; lo que se conoce de él ha sido gracias a prospecciones arqueológicas y al estudio de los materiales hallados en superficie. Los villares es un poblado de época ibérica cuya cronología parece abarcar desde el siglo IV al II a.C. Toda la cumbre del cerro está rodeada por una gran muralla construida en mampostería; está muy mal conservada y a falta de una excavación sólo emergen en la superficie unos pocos centímetros; aún así, su anchura, que supera los tres metros, es una evidencia clara de la magnitud que este recinto amurallado debió tener originalmente.
La vida de sus habitantes
En el interior de la muralla aún se aprecian los restos de las viviendas, casas de planta cuadrangular en la que sus pobladores realizaban la mayor parte de las tareas de la vida cotidiana. Estas eran levantadas en mampostería, al menos las cimentaciones y los zócalos de las viviendas, levantando el resto de los muros en adobe. Se intuye un intento por parte de los pobladores ibéricos de planificar la construcción del poblado, pues entre las casas se aprecian espacios libres más o menos rectos que fueron las calles.
En toda la superficie del poblado se puede encontrar la cerámica típica de esta cronología; cerámica de mesa y de almacenamiento de pasta rosácea algunas con decoración de color rojizo de tipo geométrico.
Es difícil aventurar cuál debió ser el modo de subsistencia de los habitantes del poblado. Básicamente, su principal fuente de sustento sería la ganadería y la agricultura; ésta última actividad ha sido documentada gracias al hallazgo en la superficie del cerro de algunos fragmentos de molino para la molienda del cereal.