El siglo XIX despunta en el Sureste español cargado de catástrofes naturales. San Pedro del Pinatar sufrió también los avatares del despertar decimonónico, acuciando los daños provocados por una serie de terremotos en el año 1829.
El cólera morbo provocó estragos entre la población regional, quedando San Pedro del Pinatar libre de la epidemia, lo que llevó a familias de Murcia y Cartagena a adquirir casas en esta zona. Se inicia así la transformación de San Pedro del Pinatar en centro de recreo estival para familias de abolengo.
El nacimiento del municipio de San Pedro del Pinatar
En 1820, San Pedro del Pinatar intentó constituirse en municipio, pero el retorno del absolutismo abortó el ensayo, volviendo la población a ser un lugar del término murciano. Cuando fallece Fernando VII, el país vuelve a la Constitución y al amparo de las leyes liberales. En este contexto político San Pedro del Pinatar quiso segregarse de Murcia y constituirse en Ayuntamiento el 16 de septiembre de 1836. El primer alcalde sería José Imbernón Ruíz. Las autoridades pinatarenses trabajaron para obtener una Aduana Marítima y lo consiguieron en 1857. Como consecuencia, el punto de El Mojón fue designado como "embarcadero-puerto habilitado para el comercio de cabotaje".
La Ley de 16 de junio de 1869 privaba a San Pedro del Pinatar del monopolio de la sal, quedando las salinas en venta. Fueron compradas por don Manuel García Coterillo, al que deben su nombre, y más tarde las adquirió un grupo de empresarios murcianos, que constituirían la Mancomunidad de Salinas Marítimas de San Pedro del Pinatar. Actualmente pertenecen a Salinera Española.
El esplendor social de San Pedro del Pinatar a finales del siglo XIX
En los últimos retazos del siglo XIX San Pedro del Pinatar era una población bañada por dos mares, en la que sencillos salineros, artesanos, pescadores, arrieros, herradores, pescateros y demás gremios conviven con personalidades ilustres del panorama español. Es la época de figuras como Emilio Castelar, el barón de Benifayó, el industrial Manuel García Coterillo, los médicos Perpén y Ferrero, los descendientes del conde de Floridablanca, del marqués de Ensenada, de la Condesa de Tetuán, y de un sin fin de personalidades.
El político y orador don Emilio Castelar y Ripoll, que había sido presidente del Poder Ejecutivo de la I República Española, falleció en 1899 en San Pedro del Pinatar, mientras se hospedaba en villa San Sebastián, el caserón que la familia Servet-Spottorno poseía en la localidad y que, actualmente, se conoce como Casa del Reloj. Algunos meses antes había fallecido en su casa palacio de Las Esperanzas el barón de Benifayó, don Julio Falcó d'Adda, perteneciente a la casa italiana de Saboya.
Primera mitad del siglo XX en San Pedro del Pinatar
San Pedro del Pinatar inicia el siglo XX con optimismo, siendo una villa en la que veranean familias de la nobleza española y donde los habitantes de la Huerta pasan sus vacaciones. La población pinatarense continúa ocupándose de tareas tradicionales como la pesca y la agricultura, aunque esta última acusa las eternas dificultades impuestas por la escasez de terreno y por la sequía, que intentaban paliar, elevando aguas subterráneas con norias y aceñas.
El laboreo de las salinas era una de las principales actividades económicas desde tiempo inmemorial y una fuente inagotable de trabajo. Todavía quedan como reliquias los molinos de Quintín y la Ezequiela, con los que aprovechaba la energía eólica para trasvasar el agua del Mar Menor a las Salinas. Los expolios e incendios propiciados por la Guerra Civil llevaron a restaurar en su interior la iglesia de San Pedro y a comprar nuevas imágenes que reemplazasen a las desaparecidas.
Del 'boom' turístico de los sesenta al San Pedro del Pinatar de hoy
En la década de los 60' comienza el fenómeno turístico en San Pedro del Pinatar y su entorno, lo que dará lugar a un gran despegue económico y a la creación de multitud de puestos de trabajo en la construcción y los servicios. El avance demográfico propiciado por el incremento del nivel de vida, arroja cifras de población que llegan a duplicarse entre 1971 y 1991, pasando de 6.637 a 13.400 habitantes, en tan sólo veinte años. Convertido en uno de los grandes destinos turísticos de la Costa Cálida y dotado de una extensa actividad comercial, San Pedro del Pinatar es, además, un municipio marinero.
Su flota pesquera faena en el Mar Mediterráneo y el Mar Menor, de donde extrae las especies más cotizadas en el mercado: la dorada, el lenguado, el salmonete y el mújol. Las Salinas de San Pedro del Pinatar continúan siendo fuente inagotable de ingresos y fueron declaradas Parque Regional en 1985. En este espacio natural se pueden admirar salinas, saladares, carrizales, playas, dunas, pinares y encañizadas. En torno a ellas ha proliferado un turismo de salud, atraído por las propiedades terapéuticas de las aguas ricas en sales minerales de este humedal. Agricultura, pesca, industria y servicios son los pilares de la próspera economía pinatarense, uno de los de mayor renta per cápita de la Región de Murcia.