San Pedro del Pinatar está bañado al Este por el Mar Mediterráneo y al Sur por el Mar Menor. Esta singular situación geográfica ha condicionado su devenir histórico, que siempre ha estado ligado al Mar Menor y a sus habitantes. Hasta el siglo XVII, San Pedro del Pinatar era denominada 'El Pinatar', aludiendo a su aspecto de extensa masa forestal, en la que abundaban los pinos.
Los primeros vestigios de ocupación humana en el entorno del Mar Menor
Los primeros vestigios de civilización en el entorno del Mar Menor datan del Paleolítico. Las estructuras arqueológicas halladas en el yacimiento de Las Amoladeras, situado en Cabo de Palos, confirman que en este lugar existió un poblado Eneolítico (III milenio a.C.), es decir, correspondiente a ese período transitorio entre el Neolítico y la Edad de los Metales.
En esos tiempos, el Mar Menor era, aún, una bahía abierta al Mediterráneo, en la que sus pobladores recolectaban marisco, pescaban libremente y cazaban en los frondosos bosques del Campo de Cartagena, cuyas encinas y cipreses llegaban hasta la orilla del mar. A bordo de rústicas barcas, estos antepasados de los marmenorenses navegaban de isla en isla en busca de pesca y marisco, asentándose temporalmente en ellas, como prueban las piezas de sílex tallado encontradas en estos lugares. Sin embargo, no fue una zona muy poblada, ya que a la riqueza pesquera del Mar Menor y su benignidad climática se contraponían los peligros acuciantes por la presencia en los bosques de panteras y otros animales carnívoros peligrosos.
Un tesoro sumergido en el mar
A pesar de su escaso término municipal (21 km2), San Pedro del Pinatar es uno de los lugares más importantes dentro de la Historia de la Arqueología Subacuática de España. Entre los yacimientos hallados en los fondos marinos pinatarenses se encuentran restos de ánforas, pecios y muros de balsas de decantación para la fabricación de salazones. Estos vestigios son un testimonio del paso por estas costas de civilizaciones fenicias, griegas, púnicas y romanas, que trasportaban en sus naves lingotes de plata, plomo y ánforas con todo tipo de mercancías. La civilización íbera también encontró en la costa marmenorense el lugar idóneo para asentarse y comerciar con un pueblo venido por mar: los fenicios, que traían especias, tejidos, cerámica y vidrio. Hay constancia de que en El Estacio fondeaban las naves fenicias, que surcaron el litoral murciano hace 2.700 años.