La villa de Fuente Álamo
La reconsideración de conceder la independencia al término de Fuente Álamo tuvo lugar el año 1820. Sería en ese momento en el que definitivamente el pueblo se elevó a la categoría de villa. Los datos que especifican el acontecimiento de esta declaración son prácticamente inexistentes, si bien se sabe que el nuevo término municipal comprendía las pedanías de Las Palas, Cánovas, Cuevas, Almagros, Paganes, Estrecho y Campillos. Años después se unen La Pinilla (1846), El Escobar (1855) y Balsapintada (1855).
Una serie de obstáculos confluirán en los inicios del siglo XIX en el municipio. Frecuentes epidemias provocarían un retroceso en la evolución de la localidad. El número de habitantes fue aumentando o disminuyendo a tenor de estas plagas que, a menudo, eran ocasionadas por las aguas estancadas de las ramblas cercanas. A ello se le sumaron los períodos persistentes de sequía conocidos en esos años, devastadores para el campo fuentealamero.
También tendrían especial relevancia los sucesos acontecidos en la turbulenta España del XIX. Entre los hechos más representativos se encuentran la Guerra de la Independencia, con la invasión de tropas francesas en su paso hacia Cartagena; o las medidas liberales, entre las que destacaron los efectos desamortizadores. Toda esta situación motivó la despoblación parcial del territorio. La Casa Consistorial fue trasladada a la pedanía de Cuevas de Reyllo, aunque restaurada meses después en su habitual sede.
El Mercado de Ganados y Productos del País
En la segunda mitad del siglo se asiste a cierto resurgimiento en el panorama económico de la villa, que se vio reflejado en el porvenir de la sociedad fuentealamera. En ello tuvo mucho que ver el Mercado de Ganados y Productos del País, que adquirió un reconocido prestigio en el ámbito regional y nacional. Supone uno de los puntos más emblemáticos de la Historia de los fuentealameros, ya que en torno a él ha girado gran parte de su pasado, forjando el carácter de lo que es hoy día este pueblo. La ganadería siempre ha sido uno de los sectores que más ha contribuido al auge y desarrollo del espacio fuentealamero, gracias a los ricos pastizales de la conocida Dehesa del Campo de Nubla. En el siglo XIX la ganadería trashumante, que tradicionalmente había protagonizado estos parajes, deja paso a otro tipo de ganados que centran su actividad en la comercialización de sus productos.
Fuente Álamo despuntará aún con más fuerza, debido al notable impulso derivado de la creación de un edificio que albergase el 'Mercado de Ganados y Productos del País'. La actividad de esta construcción, levantada en 1839, le otorgó al municipio fama y dinero, confluyendo aquí ganados procedentes de todas partes del país. Se convirtió en uno de los más afamados de la Región de Murcia y llegó incluso a convertirse en abastecedor de las plazas de Barcelona y Valencia. Ejemplo de la relevancia adquirida por el Mercado son las numerosas quejas expedidas al Ayuntamiento acerca del gran número de ganado que se reunía en este lugar y que obstaculizaba el paso de los fuentealameros a casas y calles.
Se celebraron dos Ferias Anuales de Ganado, que atestiguaban la relevancia del municipio. La primera en agosto de 1870 y la segunda en junio de 1920. En los años 40' del siglo XX se vio la necesidad de construir una nueva edificación para el mercado en 1955. Se trasladó el Mercado a un edificio municipal, que reunía unas condiciones estupendas. La atracción del pueblo ejercida por el Mercado se mantendrá hasta las décadas centrales del XX. Era relevante la presencia en este recinto de forasteros, marchantes y tramitantes que, junto a los ganaderos locales y foráneos, otorgaron al pueblo un dinamismo envidiable.
En relación con esta actividad se generará la construcción de posadas y bares donde se atendía a los visitantes que llegaban con motivo de las ferias o mercados los fines de semana. La celebración de tal evento tenía lugar los sábados, tradición que se sigue manteniendo hoy día. El decaimiento de la actividad desempeñada por el Mercado de Ganados de Fuente Álamo se vio acrecentada por las trágicas sequías, que protagonizan el siglo XX y por las nuevas concepciones sobre las transacciones comerciales que hacían innecesaria y poco fructífera la labor del Mercado.
Los comienzos del siglo XX
La sequía, el paro o las revueltas obreras nacidas del incipiente desarrollo industrial fueron algunas de las constantes en los primeros años del siglo XX. Los años de guerra y dictadura hicieron sacudir y tambalearse a toda España. En Fuente Álamo el colegio José Antonio fue ocupado por el ejército y convertido en hospital para los heridos de guerra y el Casino Guerrero y la Iglesia de San Agustín fueron utilizados como cárceles. Hasta aquí, como en muchas otras partes de la nación, llegaron refugiados para ser acogidos en hogares particulares. El miedo y el sufrimiento estuvieron presentes en las familias de Fuente Álamo durante los años de la guerra.
Muy conocido fue el caso del hundimiento del barco Castillo de Olite frente al puerto de Cartagena, en marzo del 39. Los supervivientes no heridos estuvieron presos en Fuente Álamo hasta que terminó la guerra. A finales de ese mes dejaron de oírse en el pueblo los cañones que disparaban en Cartagena, aunque la verdadera paz se dejaría esperar aún más tiempo, siendo para muchos la época de la posguerra más dura que los años de guerra. En el Boletín Oficial del Estado del año 1966 se puede leer la concesión de los títulos de Muy Noble y Muy Leal a la villa de Fuente Álamo. Esta distinción fue concedida por el general Francisco Franco como reconocimiento a la labor calificada como humanitaria de sus vecinos, favoreciendo la prisión de los marinos del Castillo de Olite. Fue éste el hundimiento con más víctimas mortales en las costas españolas y en honor a este suceso la avenida principal de la localidad se llama 'Gran Vía de los Mártires del Castillo de Olite'.
La actualidad del municipio
Fuente Álamo cuenta con unas buenas comunicaciones e infraestructuras. Los atractivos que destacaban antaño siguen siendo hoy parte del encanto de esta localidad: su afable clima, sus paisajes, su situación próxima tanto a los núcleos principales de la Comunidad de Murcia como a las playas del litoral. La agricultura y ganadería han constituido tradicionalmente la base de la economía fuentealamera, siendo las principales fuentes de ingreso en la localidad y los trabajos que han ocupado a un mayor porcentaje de población.
Hoy día la posición de estos sectores dentro del término municipal continúa siendo la misma, aunque con algunas variantes. El ganado lanar, protagonista en tiempos pasados, ha ido sucumbiendo a favor del porcino desde los años '70, siendo una de las principales productoras de la Región. También ha destacado la aparición de algunas granjas avícolas de importancia. La agricultura, por su parte, ha sabido mecanizarse y modernizarse, utilizando sistemas para combatir la sequía y favorecer la comercialización de sus productos. El transporte mercantil constituye uno de los principales trabajos para los vecinos del término. La construcción y el sector servicios se han convertido en puntos de referencia en la actividad económica de Fuente Álamo, sustentados sobre un nivel adquisitivo favorable de los habitantes del término.
Por su parte, la industria ha ido creciendo a paso lento hasta conseguir tener hoy día importantes recursos, principalmente los referentes al sector del metal, los secadores de jamones de Balsapintada, o las empresas agroalimentarias, que aseguran el progreso del municipio. En los últimos tiempos se han ubicado importantes empresas nacionales y multinacionales, como el cercano complejo industrial General Electric en La Aljorra o la fábrica de fuselajes para aviones.
En los años 50' y 60' Fuente Álamo se sumó a la corriente migratoria, que llevó a miles de trabajadores murcianos a abandonar sus hogares en busca de mejores oportunidades. Pero hoy día el municipio se encuentra en la situación inversa, siendo una de las principales receptoras de población inmigrante, que llegan en busca de empleo. Por algo el municipio ostenta una de las tasas más bajas de paro de toda la Región, en torno al 5%. La llegada masiva de inmigrantes magrebíes y ecuatorianos en busca de trabajo, así como familias inglesas atraídas por la tranquilidad, el buen clima y los bajos precios de las viviendas en comparación con sus países de origen han contribuido a aumentar considerablemente el número de habitantes del pueblo.