Las fiestas de Semana Santa de Albudeite han conservado una serie de tradiciones singulares que la distinguen y la hacen únicas dentro de la Región de Murcia.
Además de las vistosas procesiones y de sus imágenes de la escuela de Salzillo, en Albudeite se celebra la representación teatral del Prendimiento de Jesús, donde participa todo el pueblo. Los Alcaldes de Ramos, es otra costumbre típica albudeitera, junto con la quema del Judas.
La procesión de Domingo de Resurrección, El Encuentro, tiene en Albudeite un encanto especial y gran emotividad. Se celebra, como en otras tantas localidades de la Región, para conmemorar el final de la Semana Santa.
Las fiestas de Semana Santa de Albudeite son el momento en el que muchos de los nacidos en el pueblo regresan para festejar en familia. Unas fechas en las que la población se llena de alegría, pasión y devoción.
Una Semana Santa peculiar
Albudeite posee unas costumbres ancestrales asociadas a la Semana Santa, que la diferencian del resto de municipios de la Región de Murcia.
Las representaciones de autos sacramentales fueron el origen de las primeras procesiones de Semana Santa. El carácter por tanto era más de representación que de desfile.
En Albudeite se sigue realizando la escenificación teatralizada de los hechos de la Pasión de Cristo.
El pueblo entero participa en un sobrecogedor drama sobre el Prendimiento de Jesus.
Existen además dos costumbres muy arraigadas en la Historia de Albudeite: la elección de Alcaldes de ramos y la quema de Judas.
La representación del Prendimiento
El libreto que sirve de base a los textos de la obra teatral fue elaborado por Enrique Zumel y lleva por título: Pasión, muerte y resurrección de Jesús. Desarrolla la acción en nueve cuadros y cuarenta y tres escenas. Esta circunstancia hace que dure más de cuatro horas, debido a las continuas interrupciones.
En torno a esta representación se congregan los albudeiteros. Para estas fechas muchos que viven o trabajan fuera regresan para tener la oportunidad de participar activamente. Un corto número de ensayos bastan para que todo salga a la perfección.
Durante muchos años la representación se ha hecho en la nave de la antigua fábrica de exportación de limones, porque era el único espacio para montar un escenario en el pueblo.
Los Alcaldes de Ramos
Durante la noche previa al Domingo de Resurrección, los hombres se agrupan en dos bandos, los solteros y los casados. Cada bando elige a un alcalde para que tenga jurisdicción sobre él.
Por la mañana cuando los vecinos comienzan a llegar a la plaza la encuentran tomada, debiendo pagar un canon a los Alcaldes, que durante toda la mañana ejercen su mandato. Los Alcaldes electos realizan numerosas bromas a costa de los vecinos y recaudan el dinero, que se destina a cubrir los gastos de las fiestas.
Tradiciones semejantes a los Alcaldes de Ramos
Dentro del folclore español hay ciertas fiestas que recuerdan a la de los Alcaldes de Ramos. Son las denominadas fiestas de inversión, donde el mundo está al revés. Mandan los siervos sobre sus amos, los jóvenes sobre los mayores, etc.
Las fiestas del puer episcopus o del Obispillo de San Nicolás, eran una de estas celebraciones de inversión. Se elegía a un monaguillo y se le revestía de autoridad para mandar y disponer en la iglesia. Al personaje elegido le conducían en andas hasta el Palacio Episcopal donde se asomaba al balcón de honor para que viesen como tomaba posesión de su cargo. Se introducía en un tonel donde pronunciaba un sermón y repartía las bendiciones.
La autoridad eclesiástica condenó estas fiestas y en 1621, consiguió su prohibición de forma terminante.
Desde época medieval, vienen realizándose en toda Europa las llamadas fiestas de locos, aunque en Francia e Inglaterra tuvieron más auge que en España.
En la Región de Murcia, en pueblos como Lorquí, Cieza, La Ñora, Mazarrón y algunas pedanías del campo de Lorca, el día de los Inocentes era costumbre que una persona del pueblo se disfrazara de Juan Pelotero. Este personaje portaba un palo a guisa de vara de mando, y marchaba por las calles entrando en las casas, perseguía a la chiquillería y ponía multas a los viandantes.
La costumbre del Enramado
Era costumbre celebrar la llegada de la primavera enramando y adornando con flores las ventanas y los marcos de las puertas en las casas, así como las plazas de los pueblos. Vinculada a la enramada estaban las declaraciones de amor en la huerta. Los jóvenes decoraban la casa de la enamorada y rondaban con canciones la primera noche de Mayo.
En Albudeite la enramada se reduce a traer un árbol a la plaza de la Iglesia y erguirlo para que el Judas pueda colgar de él.
La quema de Judas
El denominado Judas es un muñeco fabricado con ramas y otros materiales que rellenan un viejo traje. Una maleta, atada a un brazo, claveles en la solapa y fotocopias de billetes en la pechera, completan el espantajo.
La gente se reúne entorno a él., pidiendo su muerte a gritos mientras danzan y aplauden. Luego después de que todos al unísono han repetido 'que muera Judas, que muera, que muera...' rocían al muñeco con gasolina y seguidamente le prenden fuego. El contenido pirotécnico del interior del Judas comienza a explotar inmediatamente, haciendo las delicias de grandes y pequeños.
El muñeco, que permanecía atado por una soga colgando de un árbol, cae al suelo mientras sigue ardiendo. Cuando este acto concluye significa el final de las fiestas.
Los primitivos ritos expiatorios donde se quemaban fetiches para la expulsión de espíritus maléficos, sufrieron un proceso de cristianización que prácticamente borró todo vestigio ancestral.
Todos estos ritos se conocen como de expulsión y tienen como finalidad exorcizar a los malos espíritus para evitar los males.
La quema de Judas está íntimamente relacionada con la quema de otros muñecos, como la figura que representa la Cuaresma. El Entierro de la Sardina, es el referente más claro, que hoy en día se realiza con gran esplendor en la ciudad de Murcia. También en los llamados peleles de San Juan se encuentra un precedente claro. Esta tradición consistía en unos muñecos hechos de trapo y cartón, vestidos con ropas viejas, que se situaban en lo alto de las hogueras para arder con ella.
En Yecla se hacía durante las fiestas de San Isidro. Se ahorcaba a los Judas, que simbolizaban aquellos personajes que merecían tal castigo dentro del pueblo.
En Totana se realiza una curiosa tradición durante los días de Cuaresma, al anochecer recorre las calles del pueblo un personaje tocando una gran bocina de unos tres metros.
El encuentro
La procesión del Encuentro que se celebra el Domingo de Pascua en Albudeite, se corresponde con una tradición de siglos repartida por toda la geografía española. El pueblo propició conmemorar la resurrección y el encuentro de la Virgen y Jesús Resucitado de forma menos mística, pero más plástica y teatral.
Dentro de Murcia se puede encontrar también esta tradición en La Ñora, Alguazas, Pliego, Bullas, Archena, Villanueva del Río Segura, Blanca y Alhama de Murcia, entre otras.
Se trata de una de las representaciones dramáticas más primitivas de la liturgia cristiana. La primera procesión se celebró en Roma, en la vigilia de la Asunción, según está documentado. Pero las procesiones y desfiles, ya se hacían en la antigüedad romana, atesorando valor simbólico y sacramental.
La tradición de los Autos Sacramentales está íntimamente unida a las procesiones del Corpus y otras fiestas. En las procesiones de Cuaresma y Semana Santa dominaba el didactismo, la penitencia, la severidad.
La procesión del Encuentro se realizó por primera vez en el siglo XVI, en 1590 en la Iglesia de Santa Catalina de los frailes predicadores, en Barcelona. Después se expandió a toda la Península.