PROGRAMA 2020

Declarada de Interés Turístico Regional

 

La Semana Santa Minera de La Unión se viste con tintes peculiares en este municipio, donde el costumbrismo religioso y la profunda vinculación al mundo minero han hecho del tiempo de Pascua una fiesta de las más populares y antiguas de la Región de Murcia.

Se ha dicho que la Semana Santa en España es un acontecimiento religioso a la vez que una manifestación cultural, y es en ambos sentidos en los que se desarrolla en La Unión esta festividad.

A lo largo de todo el año son preparados con especial cuidado e ilusión los tronos, el vestido de las imágenes, las carteleras y peanas, los estandartes, faroles, lámparas mineras, cirios, esperándose el tiempo de Pascua con gran devoción y entusiasmo.

Debido a la originalidad y calidad de la Semana Santa de La Unión, la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia otorgó en 1995 a la Procesión del Cristo de los Mineros la denominación honorífica de Fiesta de Interés Turístico Regional.

Además se puede destacar en estas fechas el Concurso Nacional de Saetas del Jueves Santo, muy arraigado a la tradición unionense. También es relevante el Entierro de Cristo durante el atardecer del Viernes Santo.

Lo más característico de estas tradicionales celebraciones es la confluencia en un acto religioso de la fe cristiana de los unionenses con los aspectos intrínsecos en las entrañas del pueblo minero de La Unión, entremezclándose de manera muy especial religión y cultura.

La peculiaridad de la religión unionense

Como dice el escritor y pintor Asensio Sáez, es muy posible que la vida en los pasillos subterráneos de las minas despertara en los hombres de La Unión un sentimiento religioso que se aproximaría a la superstición, adquiriendo formas más o menos folclóricas bajo la gran fe cristiana de los habitantes de esta tierra.

Desde su origen las procesiones se han entendido bajo un marcado sentido de espectáculo, rodeadas de la vistosidad que marca la sobriedad y rigurosidad de sus pasos. Junto al fundamento religioso de toda procesión se encuentra en un lugar destacado este carácter de entretenimiento.

También se ha dicho que mirar las procesiones es una forma de mirar e interpretar una parte del pasado histórico municipal, al tener presente el contexto social en el que irrenunciablemente se generan y se enmarcan los desfiles pasionarios y cualquier acontecimiento religioso.

El cante de las saetas como seña de identidad

Si los mineros y la minería han sido tradicionalmente los protagonistas de la Semana Santa Minera unionense, uno de los elementos más distinguidos en estas fiestas es el de las saetas, derivado también de esa vida minera.

Se ha hablado mucho sobre la procedencia y origen de las tan famosas saetas que adquieren un protagonismo especial en la Semana Santa Minera, indicándose que esta usanza deriva de la influencia de los inmigrantes del campo andaluz que se trasladaron hasta estas tierras a consecuencia de la importante actividad minera de la zona. Los andaluces emigrados contribuyeron asimismo al enriquecimiento del cante de flamenco minero y del folclore popular murciano.

Los mandatos del cante y las costumbres que traen hasta aquí se arraigarán de tal modo en tierra unionense, hasta el punto de pertenecerles también a ellos por derecho propio.

Sobre la antigüedad de las saetas todo indica que ya en el XVII esta modalidad de cante era practicada con vocación en Andalucía y en otros lugares de España, sobre todo Aragón y Castilla. Parece que su desarrollo y esplendor no llegaría hasta principios del siglo XX.

A pesar de las raíces lejanas a las que se remonta la tradición saetera unionense, habría que esperar a la década de los 50 del pasado siglo para volver a recuperar esta antigua vocación. Se verá apoyada por la resurrección de los cantes mineros que celebraron su primer Festival en 1961, y que florecerá ahora con el Certamen Nacional celebrado cada jueves Santo.

'Dejadme que coja al Cristo
Con mis brazos de minero.
En cuanto nos hemos visto
Me ha llamado compañero'
Saeta de María Cegarra

 'Que Cristo tiene una espina,
¡y cómo se me clavó!
Como el pico en una mina,
Dentro de mi corazón'
Saeta de Francisco Henares

'Una tradición procesional' El camino de las procesiones en La Unión

La raigambre de la Semana Santa Minera de La Unión está asentada en una tradición que se remonta varios siglos atrás, a tiempos en los que aún el pueblo mantenía la antigua denominación de Herrerías. Sin embargo, la historia de los desfiles unionenses está salpicada por la intermitencia de sus celebraciones, influida por los avatares políticos, económicos y sociales que los rodearon.

La tradición procesionaria de La Unión ha sido siempre muy dependiente de las circunstancias sociales que acompañaron la vida municipal a lo largo de los años, de la mayor o menor prosperidad económica, de los momentos de más o menos calma política, de la ausencia o presencia de tensiones y conflictos'

Los antecedentes de la Semana Santa Minera

Existen algunas hipótesis sobre los primeros recuerdos de las procesiones de La Unión, aunque la falta de documentación que lo clarifique específicamente no permite vislumbrar el origen de manera inequívoca.

Existen indicios acerca de la existencia de desfiles antes de que la fiebre minera se expandiera por el municipio, al recogerse algunos datos sobre la salida de procesiones desde la vieja ermita de El Garbanzal en los últimos años del XVIII y principios del XIX.

También se ha demostrado la religiosidad popular del municipio en los primeros momentos del auge minero en La Unión de las primeras décadas del XIX. Varias familias de mineros que ya habían adquirido cierto poder económico, como los Gutiérrez, los 'Garbilladores' o el 'tío Serrano', hicieron posible que las procesiones de Miércoles y Viernes Santo adquirieran un protagonismo y una popularidad especiales, que quedaban reflejadas en la gran afluencia de público.

'El Relumbrón' de los desfiles unionenses

A falta de una documentación más específica, es en los albores de los años 60 y principios de los 70 del XIX donde se sitúa el inicio moderno de los cortejos de Semana Santa, gracias a una iniciativa personal.

Los primeros desfiles fueron planeados en el seno minero, concretamente en la Fábrica de Fundición de Mineral 'San Juan Bautista', donde alguien concibió las salidas de nazarenos, caridades y dolorosas recorriendo las calles de la villa.

En estos tiempos iniciales predominó el esquema procesional cartagenero, que fue aventajado por La Unión 'a fuerza de reales'. Los nuevos mineros adinerados que surgían en la localidad quizá intentaban competir con la cercana Cartagena en una exhibición de su poderío económico que se vería reflejado en la majestuosidad de sus procesiones.

Con este afán se consiguió que los desfiles unionenses adquirieran una representación indiscutible. Se ha llegado a afirmar que la escenificación de la Pasión de Cristo dejó en un segundo plano su significado religioso, ocupándose prioritariamente de dar a los cortejos un aire solemne, espectacular y emocionante.

Este carácter fue entendido por el pueblo hasta el punto que las procesiones adquirieron la especificad de fiestas populares por antonomasia en el municipio.

La notabilidad de estos festejos se verifica en la adquisición de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno en 1862 de los títulos otorgados por Isabel II de 'Real' e 'Ilustre'. Recientemente también se ha sabido que a la Cofradía de San Pedro y la Verónica también le fueron concedidos estos honores.

Crisis minera de principios del siglo XX

Pero si el apogeo de la minería unionense había impulsado en el pasado las fiestas procesionales del pueblo, la decadencia del sector en el período de 1913 a 1927 no menoscabó, paradójicamente, la importancia de los desfiles.

En esta ocasión se instrumentalizaron como 'tabla de salvación' para aliviar y aparcar las penurias económicas por las que atravesaba el término municipal en esos años.

La época de la posguerra

A este impulso le sucedieron décadas de silencio en las que la atención estaba concentrada en los avatares bélicos nacionales e internacionales del momento, pero una vez finalizados los conflictos y volviendo a la calma, se reanudarían de nuevo las procesiones durante las décadas centrales del siglo XX.

De estos momentos es la primera procesión del antiguo Cristo de los Bomberos y Cruz Roja, que hoy día se conoce como Cristo de los Mineros, celebrada en la noche del Jueves Santo del año 1958.

El resurgimiento de los cortejos semanasanteros

1992 es un año importante en la historia procesional de La Unión, ya que marca el comienzo de un nuevo resurgir pasionario, esta vez bajo unas circunstancias especiales y propias.

El cierre definitivo de las minas un año antes hizo replantear, no sólo toda la estructura político-económica del municipio, sino también la social y cultural.

Los vecinos de la villa quisieron que la decadencia, que visiblemente se asomaba a sus vidas, frenara mediante una incesante búsqueda de su propia identidad.

Atrás quedaban los mineros, pero no sus recuerdos ni sus elementos y símbolos, que son los que desde entonces realzarán las procesiones de Semana Santa de La Unión.

El impulso procesal de la década de los 90 nació de la Asociación Cultural 'Ciudad de La Unión', fundada en 1991, abordando un proyecto cultural genérico para todo el municipio que perseguía afirmar la identidad de La Unió y su confianza en las superación de los problemas que coyunturalmente afectaban al municipio en esos años.

Celebración: Semana Santa

Procesión del Cristo de los Mineros declarada Fiesta de Interés Turístico Regional en 1995