PROGRAMA 2018

La Semana Santa de Las Torres de Cotillas es la tradición más antigua e importante del municipio, junto a las Fiestas Patronales.

Los orígenes de la Semana Santa son difíciles de precisar, aunque lo cierto es que no hay manifestación cultural que refleje mejor la evolución histórica de la antigua villa de Cotillas.

Durante mucho tiempo, sólo existieron dos procesiones, en la mañana y la noche del Viernes Santo.

A mediados del siglo XX se produjo una eclosión pasionaria sin precedentes, con la reorganización y fundación de cofradías.

Tras un cierto estancamiento, y coincidiendo con la gran expansión urbana de la localidad, desde la década de 1980 la Semana de Pasión torreña vive un período de auge y consolidación.

Desde el Viernes de Dolores al Domingo de Resurrección, las cofradías de Las Torres de Cotillas sacan a la calle la rica imaginería murciana (González Moreno, Liza Alarcón, Hernández Navarro), junto a artísticos tronos, mantos y estandartes.

En estas fechas tan señaladas destaca el gran número de nazarenos y público asistente.

El nacimiento de las cofradías torreñas

La primera referencia escrita sobre el origen de las cofradías torreñas data de 1612. El dato fue transmitido por el dominico fray Juan de Pereda, que mencionó tres agrupaciones de fieles (Santo Rosario, Benditas Ánimas y Santísimo Sacramento) a las que acudían devotamente los 168 habitantes de la Cotillas de entonces.

A fines del siglo XVIII solamente subsistía la cofradía de las Benditas Ánimas, cuyos gastos ascendían a 1.119 reales. En ese momento la villa contaba con poco más de mil habitantes, regidos espiritualmente por un cura, un teniente de cura, un sacristán y un síndico de orden religiosa.

El 31 de diciembre de 1795, una solemne procesión inauguró la nueva iglesia parroquial, construida en honor de Nuestra Señora de la Salceda, patrona de la villa. Dicho templo venía a sustituir a la vieja ermita, posiblemente levantada en el siglo XIV y ubicada en el actual barrio de San Pedro (Cotillas la Vieja).

Aquella noche se colocó en la nueva iglesia el Santísimo Sacramento, con gran pompa y alegría del vecindario, según las crónicas de la época. También hubo procesión e iluminación del pueblo durante tres noches.

Las primitivas procesiones de Semana Santa

Desde la Edad Moderna, en la villa de Cotillas desfilaban procesionalmente la Virgen de la Salceda y el Corpus Christi. En cuanto a la Semana Santa, había dos cortejos, ambos el Viernes Santo.

En el primero, celebrado por la mañana, desfilaban tres cofradías: Nuestro Padre Jesús Nazareno, San Juan Evangelista y Virgen de los Dolores. En el segundo, celebrado por la noche, salía el Santo Entierro, acompañado por San Juan Evangelista y la Virgen de la Soledad. Esta procesión nocturna se iluminaba con hachones al son de la Pasión cantada.

Los inventarios de 1915 y 1936 de la parroquia de Nuestra Señora de la Salceda recogen algún dato sobre los tronos, estandartes y pendones. Entre los siete tronos existentes, se menciona el de San Juan Evangelista. Numerosos ornamentos procesionales habían sido donados por la familia D¿Estoup, que eran los mayores terratenientes de Las Torres de Cotillas.

Las destrucciones de la Guerra Civil

Durante la Guerra Civil las antiguas y tradicionales procesiones torreñas dejaron de salir a la calle. Además, muchas de las esculturas y tronos fueron destruidos al poco tiempo de iniciarse la contienda.

Esta corta pero rigurosa interrupción de la Semana Santa se prolongó más allá del conflicto armado. La pobreza en la España de posguerra era tan grande que resultaba una tarea harto complicada restaurar y renovar el importante patrimonio perdido para siempre.

Segunda mitad del siglo XX, resurgimiento y esplendor

A mediados de siglo XX, la Semana Santa torreña cobró nueva vida. En 1956 había tres tronos y siete pendones. Un año después se reorganizó la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, y se fundaron las de San Juan Evangelista y Nuestra Señora de los Dolores.

Hasta la década de 1960 pervivió en Las Torres la añeja costumbre de la Matraca. Era un artilugio provisto de una especie de rueda de tablas con pequeños martillos de madera en su interior que, al girar, producía un fuerte ruido y se empleaba en sustitución de las campanas (en silencio como signo de duelo por la muerte de Cristo).

Ya en la década de 1960 aparecieron las Cofradías del Santísimo Cristo Crucificado y La Verónica. Se compraron ricos ornamentos, tales como bordados en oro procedentes de Lorca, etc.

En 1969, ante la precariedad económica de las cinco cofradías existentes, se decidió aunar esfuerzos creando la Unión Superior de Cofradías, presidida por Manuel Fernández Vicente. De este modo se consiguieron sacar a la calle las procesiones.

En los últimos años del siglo XX se crearon las Cofradías de Nuestro Señor Jesucristo Resucitado y San Pedro, Nuestra Señora de la Piedad y Santísimo Cristo de la Flagelación.

El gran impulso de la Semana Santa torreña, extensivo a gran parte de la Región de Murcia durante las últimas décadas del siglo XX, contó con una figura destacada en la persona del párroco Luis Martínez Mármol. Éste fue quien instauró, en 1983, la tradición del Pregón de Semana Santa.