Quercus faginea. Se puede apreciar el tronco completamente cubierto de musgo.
Quejigo de gran porte con su peculiar aspecto selvático.
Puente del Perdigón, sobre el río Espuña
Roble (Quercus canariensis), especie alóctona introducida en el bosque de Espuña
© José Antonio López Espinosa

    El quejigo es un árbol de hoja caduca que puede alcanzar los 20 m de altura con una copa amplia y densa. Posee una corteza pardo grisácea y agrietada.

    Las hojas son oblongas aovadas simples, dentadas-lobuladas, con lóbulos poco profundos y generalmente agudos. Son de color verde oscuro por el haz y más pálidas por el envés con algo de pilosidad. En otoño se ponen amarillas pero no se caen hasta la primavera siguiente. Entonces se sustituyen por otras nuevas.

    Florece entre marzo y abril con flores poco vistosas. Los frutos o bellotas maduran en septiembre del mismo año.

Hábitat

    Los quejigos se localizan en zonas de altitud entre los 600 y 1.200 m y es indiferente al tipo de suelo. Aparece en valles y umbrías de zonas montañosas necesitando un cierto grado de humedad durante todo el año (alrededor de 600 mm).

Distribución

    Se encuentra en el norte de África y en todo el sudoeste de Europa. En la Región de Murcia se pueden observar en pequeñas formaciones o bosquetes y en pequeños valles húmedos del Noroeste y de Sierra Espuña. También aparecen algunos ejemplares dispersos en la Sierra del Carche.

Otros Aspectos

    Las bellotas de los quejigos son uno de los alimentos más apreciados, destinados a la ganadería porcina, por lo que es un árbol muy ligado al hombre.

    Los quejigos se pueden presentar con unas bolas leñosas en sus ramillas, que no se deben confundir con el fruto, llamadas "agallas", de origen tumoral, que se producen por la acción de la picadura de un insecto. Estas "agallas" se usaban tradicionalmente en medicina, como astringente, por ser ricas en taninos. Además es un árbol protector y regenerador del suelo.