Talla en madera policromada. Tamaño menor del natural.
Representa al santo jesuita en muda contemplación de la muerte coronada, en alusión a la emperatriz Isabel de España.
Es un tema muy barroco, la meditación sobre la muerte, la profunda lucha existente entre carne y espíritu.
En su rostro gran expresividad, que refleja la intensa vida interior, de tensión ascética, muy común en las interpretaciones españolas de los místicos, como bien ha señalado Sánchez-Rojas.
Sello inconfundible del artista es la frente abultada; el fino modelado de la manos, largas y cuidadas, de uñas perfectamente trabajadas. Los paños con amplios volúmenes, y plegado natural que la envuelve otorgándole gran plasticidad.
La policromía muy oscura, de carnaciones cetrinas tiende a acentuar el dramatismo de la escultura. En el Barroco la policromía no obedece a una mera función decorativa sino que llega a ser parte íntimamente ligada a la forma.
Por sus correctas cualidades de masa, volumen y espacio, policromía oscura y de tonos apagados, esta figura ocupa un lugar entre las mejores esculturas de todo el barroco español.
Observaciones:
Nicolás de Bussy tuvo una vida nómada, dedicando sus últimos años a la oración. Hay quien ha querido ver en sus esculturas algo de su atormentad religiosidad.
Nombre: San Francisco de Borja
Objeto: Escultura
Autor: Nicolás de Bussy
Fecha: Siglo XVII. 1695
Ubicación: Iglesia de San Juan de Dios, Murcia (Actualmente) Museo de Bellas Artes