Realizado en madera policromada. Tamaño algo menor del natural.
La figura de Cristo después de haber sido azotada muestra el pecho, manos y rostro ensangrentados. Está de frente, condolido con los ojos cerrados y la cabeza ligeramente inclinada. Lleva corona de espinas y un manto que le cubre toda la parte posterior, girando aproximadamente a la altura de la cintura, sobre el frente al que cubre de forma similar a como lo hace en el Cristo resucitado. Su pose en actitud resignada, cruza las manos, atadas, después del martirio al que ha sido sometido. Entre ellas el instrumento que ha causado esas heridas.
Las carnaciones en tono marfil, la entonada policromía y el tallado profundo, hacen ver en dicha escultura una progresión desde el idealismo renacentista al naturalismo del primer barroco.
Observaciones
Esta muy ligada al modo de hacer de los artistas granadinos. Siendo relacionada con Cristóbal de Salazar, Pérez de Artá y Juan Sánchez Cordobés, todos ellos se encuentran trabajando en Murcia en los primeros años del Seiscientos.
Actualmente se sitúa a un lado en el cancel de la iglesia, formando pareja al otro lado con el Cristo resucitado, imagen atribuida al mismo escultor.
Perteneció al antiguo retablo mayor de San Juan de Dios. Plasma la estética manierista de Gaspar Becerra, siendo evidente en el naturalismo atemperado por un concepto ideal de las formas y de la expresión.