El XVIII, un siglo de cambios
Esta centuria supone en su conjunto, la superación de la crisis económica que caracteriza a Europa en el siglo XVII. Entre 1720 y 1780 aproximadamente , la economía europea entra en período de desarrollo. Las causas de esta prosperidad son las siguientes:
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Nueva afluencia de metales preciosos procedentes de América.
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Mayor prosperidad en la agricultura e industria.
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Una cultura nueva, la Ilustración.
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Relaciones internacionales basadas en el equilibrio europeo.
El pensamiento ilustrado y la realidad social
El siglo XVIII , bautizado como ¿el de la Razón¿ o ¿de las Luces¿, mantiene una constante lucha entre Tradición y Revolución, encarnada por las Monarquías del Despotismo Ilustrado y los pensadores de la Ilustración.
Se mantienen solapadamente las estructuras medievales de los tres estamentos: clero, nobleza y tercer estado. Este ordenamiento social, denominado estamental, ponía a la nobleza y clero como jerárquicamente superiores al tercer Estado. Los privilegios de los primeros eran reconocidos legalmente.
La inclusión del individuo en un grupo u otro estaba determinada por el nacimiento, de ahí el papel clave de la familia. La movilidad social era muy limitada. Pero el factor económico, aparentemente al margen de la definición de los estamentos, ejercía también una notable influencia.
Por otro lado existían una serie de pensadores que pusieron en tela de juicio los viejos valores de la sociedad y del saber tradicionales. El ambiente de libertad política, diversidad religiosa y prosperidad económica de la burguesía imperante en Inglaterra y Holanda, propició el pensamiento ilustrado. En Francia de la mano de los racionalistas nació el movimiento de la Ilustración.
El poder religioso en el siglo XVIII
Las monarquías modernas habían despojado a la Iglesia del poder temporal que tuvo en la Edad Media. Los retazos de poder temporal que les quedaban solían reducirse a señoríos territoriales. En España las órdenes religiosas de Santiago y de Calatrava poseían inmensos territorios en la geografía peninsular. Este patrimonio había sido acumulado a lo largo de siglos por donaciones reales y transferencias de propiedades por los fieles a titulo de limosnas, donaciones y fundaciones post mortem.
En sus señoríos tenían derecho a percibir diezmos, impuesto sobre la producción agro-pecuaria que llegaba hasta el 10 % bruto; derechos de estola por los servicios eclesiásticos prestados; y el derecho de la explotación del patrimonio raíz e inmobiliario.
España y el siglo XVIII
En España pervive el Antiguo Régimen. Una sociedad que en lo económico se caracteriza por una economía rural y señorial, y en lo social por la jerarquización en estamentos privilegiados y no privilegiados.
Las reformas del Estado bajo los primeros borbones, la Guerra de Sucesión Española que dura trece años, y el tratado de Ultrecht, son los acontecimientos a destacar del siglo.
La Guerra de Sucesión se ocasionó cuando Carlos II, el último de los Austrias españoles, murió en 1700 sin descendencia. El testamento de Carlos II en favor de Felipe de Anjou de Francia rompía el equilibrio europeo y reforzaba las pretensiones de hegemonía europea de Francia.
Las tensiones entre el centralismo castellano y el foralismo de la Corona de Aragón se avivaron con la cuestión de la sucesión al trono.
En Europa se formaron dos bloques: por un lado la Alianza de la Haya, a favor de Carlos de Austria; y por otro lado la alianza entre Francia y España, apoyando a Felipe de Anjou.
La contienda se inicia en 1705 con la separación de la Corona de Aragón. La insurrección foralista se extendió por Aragón y Valencia, territorios que apoyaron a Carlos. Además, la nobleza castellana temerosa de que Felipe V aplicara el absolutismo francés, apoyó también a Carlos. La guerra quedó en tablas y se firmó el Tratado de Utrecht por el que se aceptó al Rey Felipe V como máximo soberano de España, primero de la Casa Borbón.