El tamaño de la Tortuga Mora es variable, no llegando a alcanzar el caparazón los 30 cm de longitud en los mayores ejemplares. El caparazón es muy convexo, y de él sobresalen las patas delanteras, y traseras, que exhiben un espolón en la cara interna de los muslos. La cola, que sobresale, es corta, siendo mayor en los machos. En los jóvenes el caparazón es flexible, de aspecto granuloso y coloración amarilla, con los bordes de las placas negros. En ejemplares adultos el espaldar es de color amarillento con las placas igualmente bordeadas de negro. El peto también es amarillo teniendo cada placa un diseño en negro.
Hábitat y distribución
En Europa la Tortuga Mora podemos encontrarla únicamente en España, donde existen tres poblaciones: En Doñana (Huelva), en Mallorca y en el Sureste Ibérico, en la Región de Murcia y en Almería. Se distribuye por el Mediterráneo occidental, teniendo el grueso de sus poblaciones en el Norte de África, desde Marruecos a Libia.
Las poblaciones murcianas se pueden agrupar en dos áreas separadas por el Valle del Guadalentín. En torno a ambos núcleos se disponen una serie de poblaciones satélite de menor tamaño.
Costumbres
Se encuentra en la zona más árida de la Región de Murcia, en los terrenos abiertos y ondulados de los términos municipales de Lorca, Puerto Lumbreras, Aguilas, Mazarrón y Cartagena, presentándose a veces en cantiles rocosos. A menudo en ramblas secas, muy soleadas y con cobertura variable de matorral, espartal y tomillar.
La Tortuga Mora es una especie de carácter terrestre, diurna, que dedica una gran parte de su tiempo en solearse con las extremidades extendidas y el caparazón apoyado en tierra, y en la búsqueda de su alimento, básicamente vegetal. En los periodos más fríos del invierno excava pequeños encames y galerías donde se aletarga hasta la llegada del buen tiempo.
Protección y conservación
La Tortuga Mora es uno de los elementos más valiosos y representativos de la biodiversidad de la Región de Murcia. La importancia de las poblaciones regionales de este quelonio supone una gran responsabilidad de cara a su conservación. Pese a que en Murcia todavía existen poblaciones numerosas, los factores de amenaza también están ampliamente representados, y todavía es muy escasa la superficie de hábitat óptimo protegido.
Afortunadamente, se dispone de estudios recientes que permiten orientar la gestión de esta especie y su hábitat, en la que colaboran activamente organizaciones no gubernamentales como ANSE y Global Nature.
La principal amenaza de la especie es la pérdida y fragmentación del hábitat, debido principalmente al aumento de la agricultura intensiva, la proliferación de urbanizaciones y la construcción de grandes infraestructuras lineales, como autovías. Un segundo grupo de amenazas proviene de la consideración de la especie como animal doméstico, los riesgos de aparición de enfermedades infecciosas por suelta de animales cautivos enfermos (como la rinitis crónica), y la posibilidad de pérdida de caracteres adaptativos locales, dado el incierto origen geográfico de los individuos donados para soltar.
Vicente Hernández Gil