Las raíces del Deán
Los orígenes de D. Luis Pacheco de Arróniz se remontan a la familia Pacheco, de ascendencia portuguesa. Junto a otras familias, hacia el año 1472 se convirtieron en los primeros pobladores de Torre Pacheco, creando así pequeños núcleos de población. En 1478 sucede el primer hito en la historia incipiente de la localidad, el 7 de noviembre, el Concejo de la Ciudad de Murcia dona al antepasado del Deán, Pero Pacheco, las tierras donde se construiría el cortijo y la torre fortaleza que darían lugar al nacimiento de Torre Pacheco.
El Testamento del Deán Pacheco, un ejemplo de generosidad
El testamento del Deán Pacheco fue otorgado en Murcia el 24 de Mayo de 1620, y su hallazgo, por parte de Francisco Candel Crespo, Capellán del Ejército del Aire, permite conocer mejor la personalidad generosa y devota de este ilustre personaje de Torre Pacheco.
El testamento contiene numerosas mandas y legados a través de los cuales se puede percibir el ambiente empobrecido y penitente de la Murcia de aquellos años del siglo XVII. Pero, sobre todo, desvela la caridad, piedad y religiosidad del Deán Pacheco, que no olvidó a nadie en su último ejercicio de generosidad.
Apenas se pueden observar alusiones a miembros de su familia, lo que hace suponer que, dada la avanzada edad del testador, eran muy escasos los familiares que le quedaban con vida.
El Cabildo Catedralicio, estrechamente ligado a su vida, recibió un importante legado, así como los Conventos de Religiosos de Murcia, tan abundantes en aquella época. Estos recibieron una importante limosna, con la carga de ir a rezar un Responso ante el cadáver del testador.
El Real Convento de Santa Clara, donde se mandó enterrar, fue el más beneficiado, ya que le nombró heredero universal y le dejó cuatro mil ducados para la terminación de la iglesia, que por aquel entonces se encontraba en construcción.
La parte propiamente benéfica del testamento, incluye legados a criados y antiguos sirvientes de la familia y su casa, dotes a doncellas pobres de todas las Parroquias de Murcia, y a las feligresas de Torre Pacheco; a la Parroquia de San Bartolomé y al Monasterio de Santa Catalina del Monte, dejando, por último, socorros en metálico y comidas extraordinarias a los pobres del llamado entonces 'Hospital General' y la 'Cárcel Pública'. Casi todas estas estas mandas concluían con una frase estereotipada: 'Pidiéndoles rueguen a Dios por mi ánima y las de mis padres y pasados...'.
'Cuál era el aspecto de D. Luis Pacheco de Arróniz?
Un viejo retrato que existió en el Convento de Padres Trinitarios de Murcia, nos lo representaba: 'Sentado en un sillón de frente, con ropas corales. Pelo como un lego religioso, tiene barba y bigote, pero recortado con tijera. Sotana larga, como hoy se usa, negra y de seda' Roquete sin mangas, muy largo hasta un palmo del suelo, capa negra y capillón forrado de terciopelo negro; bonete de borla blanca, insignia de Doctor en Teología, el rostro tiene algún merito, lo demás es pintura inferior y verosímilmente hecha cuando vivía por algún mal pintor''Así lo describía en 1805 el Doctor La Riva, tan minucioso en sus descripciones.