La Semana Santa de Totana, declarada de''Interés Turístico Regional'' el 26 de febrero de 2012, es una tradición que vive una etapa de esplendor, con dieciséis Hermandades y casi una treintena de pasos procesionales. Sus orígenes históricos se sitúan en el siglo XVIII.
Desde la segunda mitad del siglo XX cuenta con nuevas cofradías e imágenes que llenan las calles de Totana de un rico patrimonio artístico durante su Semana Mayor.
El Cristo de la Agonía, la Virgen de la Esperanza, Nuestro Padre Jesús Nazareno o la salzillesca Magdalena, detonan los más profundos sentimientos del pueblo totanero, que les rinde culto durante todo el año con especial devoción.
En definitiva, la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo tiene en las viejas calles y plazas de Totana un escenario privilegiado.
Los hechos acaecidos en Jerusalén hace más de 2.000 años son representados en la alfarera, renacentista y barroca ciudad del Bajo Guadalentín.
Por todo ello no es de extrañar que propios y extraños se maravillen ante la Semana Santa totanera, que está llena de
peculiaridades y detalles añejos.
Orígenes cofrades
Totana celebra una Semana Santa llena de tipismo, tradición y rico contenido costumbrista. Sus calles son recorridas en procesión por dieciséis cofradías y hermandades, datando algunas de ellas del siglo XVIII.
Visten la túnica nazarena más de tres mil cofrades, de los cuales 390 son damas de Nuestra Señora de la Esperanza. Ataviadas de mantilla española, rosario, escapulario y báculo corto, hacen su recorrido procesional el Miércoles Santo, en la Procesión del Silencio.
Doce hermandades fueron fundadas en el siglo XIX. Concretamente se trata de las de Nuestra Señora de los Dolores (1820), Jesús en el Calvario, la Samaritana, la Oración del Huerto, el Beso de Judas, la Negación, la Verónica, Santa María de Salomé, Santa María de Cleofé, la Magdalena, San Juan Evangelista y Nuestro Padre Jesús Nazareno (1880).
El siglo XX: recuperación y esplendor actual
Las destrucciones inherentes a la Guerra Civil acabaron con la mayor parte de esculturas y tronos en Totana. Tras la posguerra, se inició una recuperación de los desfiles procesionales. Se fundaron nuevas hermandades que, junto a las antiguas, encargaron a famosos escultores las imágenes de sus titulares.
Por tanto, en el siglo XX, aparecieron las otras cuatro hermandades: Cristo de la Agonía y Virgen de la Esperanza (ambas hermandades forman la Procesión del Silencio, surgida en 1963), Jesús Resucitado, Jesús Flagelado y Descendimiento, Cristo de la Caída y Elevación de la Cruz.
Tienen gran tradición las procesiones del Jueves y Viernes Santo, días en que desfilan el mayor número de cofradías con imágenes y tronos, como Nuestra Señora de los Dolores con un hermoso manto bordado en oro. La Semana Santa totanera concluye el Domingo de Resurrección, con una emotiva procesión del Resucitado.
Riqueza artística
Las imágenes y grupos procesionales que hacen su estación de penitencia por las calles de Totana han salido de las manos de algunos de los mejores imagineros murcianos, empezando por el genial Francisco Salzillo y siguiendo por Sánchez Araciel, Lozano Roca, Carrillo y Antonio Ruiz.
Así pues, la Semana Santa de Totana es una fiesta plenamente consolidada e identificada con el sentir cotidiano de las gentes de esta ciudad del Guadalentín, que luchan por mantener sus tradiciones y darlas a conocer a los visitantes.
Los 'Armaos'y el 'Dragón'
Uno de los rasgos diferenciadores de la Semana Santa totanera son los populares 'Armaos'. Se trata de soldados romanos, cuyas evoluciones en formación rueda de caracol y la puntoná son famosas y recibidas siempre con entusiastas aplausos por parte del numeroso público asistente a las procesiones. También en esto Totana se diferencia de las procesiones de otras localidades cercanas de la comarca del Guadalentín.
Los Armaos son una agrupación formada por Alonso Ramón Cánovas en el siglo XVIII. Este grupo se inició con dieciocho hombres, todos ellos de familias importantes del municipio. Vestidos a la usanza romana, dan escolta a los tronos de Nuestro Padre Jesús y del Santo Sepulcro en la procesión de Viernes Santo por la noche.
Por otro lado, destaca la célebre Bocina o Dragón, que emite una especie de llamada triste en las procesiones de Semana Santa, así como en las noches precedentes de la Cuaresma, siendo otra manifestación única de Totana.
La Pasión según Totana
Por último, hay que tener en cuenta que los desfiles procesionales totaneros son un éxtasis para los sentidos. Brindan un colorido especial los estandartes, algunos de ellos muy antiguos, que desfilan delante de los tronos. La música juega igualmente un papel excepcional, junto a bordados y ornatos florales, olor a cera e incienso.
Destaca la Orquesta de la Dolorosa, compuesta por violines, percusión y viento. Interpreta célebres marchas pasionarias (Cántaro, Martirio, La Magdalena y La Dolorosa) compuestas por el totanero Juan Miguel Marín Camacho. Fue este músico el fundador de la Orquesta en 1890.