Fachada del Ayuntamiento de Beniel
Fachada del Ayuntamiento de Beniel
Centro Cultural Infanta Cristina de Beniel
Centro Cultural Infanta Cristina de Beniel
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   La decisión de las Cortes de Cádiz de 1812 de abolir los señoríos afectó notablemente a Beniel, cuya evolución había estado vinculada a los Molina-Junterón durante siglos. Su jurisdicción caería ahora en manos de alcaldes constitucionales. Con la vuelta al absolutismo de Fernando VII, los antiguos señores fueron reintegrados, aunque se mantuvo la figura del alcalde. Tras la experiencia liberal en la década de los veinte, en 1823 la nueva etapa absolutista no afectó a la estructura municipal. Algunos autores consideran que en estos años comenzó la organización municipal de los actuales Ayuntamientos.

   Las causas del estancamiento

   Beniel se sumergió en una dinámica de estancamiento y retroceso, debido a un cúmulo de factores que convergieron durante el siglo XIX. Muchas son las causas señaladas como responsables de este hecho y que fueron afectando a la evolución benielense. Entre estos factores adversos destacan la concentración de las mejores fincas del municipio en manos de un reducido número de poderosos propietarios; las graves crisis que conoció el sector sedero o la escasez de capitales para fomentar la modernización de la agricultura. A estos inconvenientes se sumaron circunstancias externas, tales como epidemias, inundaciones o sequías.

   Tampoco el contexto político ayudaría a dirigir a la población benielense hacia la incursión en una sociedad moderna. Los avatares de la contienda independentista de principios del siglo XIX; las disputas entre absolutistas y liberales; los estragos de las guerras carlistas o los sucesos del Sexenio Democrático marcaron el transcurrir del siglo XIX y que, en menor o mayor medida, afectarían a la trayectoria política, económica y social de Beniel. En este marco, Beniel sufrió los efectos de una fuerte corriente migratoria, que se dirigió hacia las zonas más productivas de la Región. Las áreas receptoras eran los cotos mineros en auge o bien otros países como Argelia, hacia donde se dirigió un importante caudal de población. Este despoblamiento de la zona se tradujo en serias dificultades financieras para Beniel.

   Intentos de renuncia a la autonomía

   Ante este panorama, las autoridades benielenses se plantearon la viabilidad de la permanencia del municipio. Fracasado el proyecto de anexión de Zeneta y Alquerías y ante las escasas perspectivas de recuperación, se solicitaría la extinción del Ayuntamiento de Beniel y la incorporación a la capital en 1866. Esta petición sería ratificada en 1877 y otras dos veces más en la década de los 80'. La respuesta desde Murcia fue tajante: la incorporación a su jurisdicción pasaba por la liquidación previa de la deuda económica. El Consistorio murciano se reiteraba en sus argumentaciones y, no pudiendo hacer frente a la deuda, la petición benielense quedó desechada. La expansión demográfica, por el reajuste en el régimen de propiedad de la tierra, y la renovación técnica experimentada han supuesto en las últimas décadas un salto adelante para el municipio de Beniel. La agricultura continúa teniendo un papel importante en la economía del territorio, aunque se basa también en una industria diversificada y un consistente sector servicios.