En tiempos del dominio árabe
Para abordar la Historia de este municipio de la Huerta murciana hay que remontarse a la época de la dominación árabe, durante los siglos IX y X d. C. Es en estas fechas cuando se tiene noticias de la colonización efectiva de la zona. Tribus musulmanas se asentarían en estas tierras atraídas por la riqueza de la zona. Beniel limita con las provincias de Alicante y Murcia, con un paisaje recorrido por el río Segura a un lado y por las elevaciones de la sierra de Cristo al sur.
El nombre de Beniel procede del topónimo árabe Behahye, Benyahye o Beniaffie. Según una crónica árabe del siglo XI surgiría de los vocablos árabes benill, cuyo significado, "hijos del pacto", respondería a una leyenda. Se cuenta que Teodomiro, para engañar a los árabes, utilizó a mujeres como guerreros. En una de las luchas mantenidas con los musulmanes consideró inviable resistir con las pocas tropas que disponía. Por lo que ordenó a las mujeres que se situaran de tal forma, que hicieran pensar a los musulmanes que se trataba de un verdadero ejército. De esta forma consiguió resistir hasta llegar a un acuerdo que les fuera favorable. Se justifican así los que opinan que Teodomiro y los musulmanes firmaron la paz en el territorio benielense. Al margen de leyendas, el origen de la villa suele vincularse al asentamiento de la tribu musulmana Banu Yah'ya, que contemplaría las posibilidades de controlar la cora de Tudmir. Desde este momento y en los siglos posteriores, Beniel sería tan sólo una alquería con un débil núcleo poblacional, que subsistía gracias a la caza y la pesca del marjal.
La Reconquista cristiana
Con la toma de posiciones de la Corona castellana en el siglo XIII, la población autóctona, que se había ido asentando en Beniel en los siglos de dominio islámico, huye hacia otros lugares escapando de la Reconquista cristiana. Los nuevos colonizadores del territorio no ocuparán de forma efectiva aquél lugar, prefiriendo asentarse en núcleos urbanos de mayor importancia donde poder desarrollar sus cultivos y dedicarse a otros oficios. Estas circunstancias supusieron una recesión demográfica en Beniel. Sus tierras quedaron abandonadas o en posesión de algunos mudéjares que permanecieron en la zona.
La escasa relevancia de Beniel quedó de manifiesto cuando Alfonso X cedió en 1250 varias alquerías, situadas en la parte Oriental del reino de Murcia al restaurado obispado de Cartagena, sin mencionar a Beniel. Esto conduce a pensar que la villa no tenía en esos momentos importancia significativa dentro del territorio murciano. Una vez emprendida la labor de Reconquista de la zona por parte del monarca castellano se procedió al reparto de tierras, medida que no bastaría para repoblar este territorio.
El Tratado Torrellas-Elche: 'Los Mojones del Reino'
La situación de Beniel como zona fronteriza le otorgó un gran protagonismo en el devenir histórico de los problemas entre las Coronas de Aragón y Castilla. A su vez, contaría con los inconvenientes que conlleva ser frontera entre dos partes enfrentadas: las penetraciones furtivas, los robos y las incursiones. Los enfrentamientos y conflictos entre la zona castellana y la aragonesa eran continuos por la jurisprudencia de la tierra. A lo largo de todos esos años se había intentado llegar a acuerdos que supusieran el fin de la inestabilidad entre ambos reinos. En 1304 se pronuncia la Sentencia Arbitral de Torrellas, ante la necesidad de llegar a un acuerdo de paz que dividiera el territorio, para concluir con la confrontación fronteriza. Este pacto será ratificado un año después en el Tratado de Elche, que modificaba definitivamente las fronteras entre Castilla y Aragón fijadas en el Tratado de Almizra de 1244. Quedarían las tierras situadas al Norte del Segura para Aragón y el resto para Castilla.
Como consecuencia de esta sentencia, Beniel quedó inmersa en el área castellana y se instalaron dos mojones en la localidad, cuya ubicación marcaría una separación equidistante entre las ciudades de Orihuela y Murcia. Estos mojones del reino serán un símbolo heráldico del municipio, poniendo de relieve su especial característica como localidad fronteriza de la zona. A pesar de todo, esta división no supondrá el fin de las hostilidades y los pleitos continuaron siendo algo frecuente entre los dos reinos, ya que la separación en realidad no satisfizo a nadie. Los mojones instalados en Beniel como símbolo del límite divisorio entre los territorios de Castilla y Aragón serán sustituidos en tiempos de Carlos III por otros de similar estructura, debido al estado de degradación en el que se encontraban los originales del siglo XIV. Los Pinochos aún hoy siguen marcando el límite geográfico-administrativo entre la Región de Murcia y la Comunidad Valenciana.
En 1320, los encargados de vigilar la frontera para el cumplimiento de la división territorial y administrativa establecida en Torrellas y Elche, nombraron dos comisiones representantes de los concejos de Murcia y Orihuela. Éstas, reunidas en Beniel, perseguían un acuerdo limítrofe definitivo referido al sector cruzado por el río Segura, que satisfaciera a ambas partes. Pero se omitió cualquier pacto que estableciera un tratado para aclarar la jurisdicción de los parajes más despoblados del río, situados hacia el Sur. Las disputas entre ambos concejos serían frecuentes.