El Baile Suelto
Definición y aprendizaje
Se trata de bailes que no requieren coger a la pareja, es más, ni siquiera se tocan. Solamente en algunas ocasiones el hombre pone una mano sobre el hombro de la mujer al finalizar el baile, en motivo de agradecimiento, o para reservar el próximo baile.
En el baile suelto cada persona tiene una formación diferente. El aprendizaje se basa en la observación y posterior práctica. Debido a esta circunstancia existen innumerables formas de baile, con muchísimos detalles distintos, pero todas bajo un patrón básico o una misma estructura. Estas variantes, que llegan incluso a la música y al canto, hacen que el espectáculo resulte muy variado.
Existe una gran interacción entre todos los participantes, y se suele dar el intercambio de papeles o roles adquiridos, ya que es una fiesta totalmente participativa.
¿Quién manda en el baile suelto?
En el baile suelto manda la mujer. Es ella la que inicia los pasos, y la que normalmente varía a su gusto el orden de los mismos. Con esto intenta averiguar la maestría de su pareja. Incluso en algunas ocasiones realizan ¿engaños¿ para que su pareja las pueda seguir o quede en evidencia ante su poca destreza de movimientos.
Baile Agarrao
En el baile agarrao la pareja entra en contacto.
Son los menos extendidos en la actualidad, y se introdujeron a mediados del XIX en ambientes cortesanos. Procedían de los bailes de moda centroeuropeos como valses, mazurcas, polkas o pasodobles.
En la Región de Murcia tuvieron su auge a principios del siglo XX.
Al contrario que en el baile suelto, en el agarrao es el hombre quien manda.
Pero al igual que en el suelto, el baile tiene características propias en cada bailador. Así, las celebraciones en las que predomina el baile agarrao estarán vivas de movimiento, cortesía, buenas maneras y diferente expresión corporal.
La música
Para que exista un baile debe existir una música en la que basarse. En este caso no se trata de una canción, sino que el cantante tiene libertad interpretativa, no canta siempre las mismas coplas ni en el mismo orden.
Nunca hay un número determinado de coplas para cantar ni de mudanzas a bailar. Las parejas entran o salen del baile a su antojo, sin mediar ningún tipo de formación a la hora de colocarse.