La problemática sucesión de Fernando VII
La muerte de Fernando VII en 1833, y la abolición de la Ley Sálica antes de su fallecimiento, dejaba el trono dispuesto para la pequeña Isabel, quedando bajo las regencias de su madre Maria Cristina y del General Espartero.
Estos hechos desencadenaron la primera Guerra Carlista (1833-1840), entre los partidarios de la monarquía absoluta en la figura de Don Carlos, hermano de Fernando VII, y quienes apoyaban el régimen liberal.
De esta época destaca especialmente la creación de la división provincial en 1833, obra del Ministro de Fomento Javier de Burgos. Producto de las necesidades administrativas españolas, este reajuste supuso la creación de los actuales límites provinciales, mutilando al histórico Reino de Murcia, que perdió sus antiguos territorios.
El reinado liberal de Isabel II (1843 ¿ 1868)
En 1843 Isabel II cumple la mayoría de edad y un año después es entronizada, comenzando el período de gobierno liberal, presidido por el moderado Narváez, que se prolongaría hasta 1868, con la excepción de la etapa comprendida entre 1854 y 1856, en que gobiernan los progresistas.
A partir de 1856 el liberalismo moderado se va desmoronando hasta su desaparición en 1868, fecha en la que tiene lugar el pronunciamiento de Cádiz y el derrocamiento de Isabel II, que se ve obligada a exiliarse a Francia.
Durante este reinado, Murcia alcanzó un pronunciado desarrollo económico, auspiciado por el avance de la agricultura, la minería, y la llegada del ferrocarril Cartagena ¿ Madrid en 1862.
En el mundo de la cultura destaca la sucesión de estilos arquitectónicos que experimenta Murcia durante el siglo XIX, pasando del Neoclasicismo (Ayuntamiento de Murcia o el Hotel Victoria) o el Eclecticismo (Teatro Romea o Casino) en Murcia, al Modernismo en Cartagena y La Unión (Ayuntamiento o Gran Hotel en la primera, Mercado o Casa del Piñón en la segunda).
Corrientes que se encontraban enlazadas en la pintura del momento, uniéndose a los presupuestos realistas. Mientras que desde el punto de vista escultórico será la obra de Salzillo la que más influya en los autores del XIX, aunque pronto aparecieron escultores que rompieron con esta tradición.
En el campo literario se producirá en este siglo una disputa entre un Neoclasicismo que intenta permanecer y un Romanticismo que se impondrá finalmente, destacando la fuerte presencia de autores costumbristas.