La Historia de Mazarrón se inicia con las huellas de asentamientos prehistóricos. Los hombres de la Prehistoria ocuparon esta zona, atraídos por la presencia de recursos vegetales y animales, y una geografía idónea para resguardarse de los peligros diarios.
Paleolítico y Neolítico
Los datos más antiguos, que se conocen, se remontan al Paleolítico Medio y Superior. A esta época pertenecen varios de los hallazgos encontrados en los yacimientos de la Cueva Pernera, Los Tollos, La Peñica o Las Palomas, situados en las inmediaciones del Cabezo del Faro.
La cultura material responde a la fabricación de útiles propios, tales como puntas de sílex, raspadores, raederas o percutores. También se han hallado restos de los primeros enterramientos rituales de la zona. Con el fin de las glaciaciones y el comienzo de la época interglaciar se asistirá al inicio de la organización de las sociedades prehistóricas.
La caza y la recolección eran las principales actividades del ser humano, pero comienza a practicarse el sedentarismo, surgiendo los primeros poblados. Destaca, además, el perfeccionamiento de los útiles líticos, la aparición de la cerámica y los primeros enterramientos megalíticos. Protagonistas de este período en Mazarrón son las Cuevas del Palomarico y la del Caballo.
Edad de los Metales: huellas de la evolución del hombre
Una de las grandes revoluciones de la humanidad fue la Edad de los Metales, período que abarcó desde el 3000 a.C. hasta el primer milenio a.C. La evolución de esta época vino marcada por la afluencia de gentes llegadas del Mediterráneo Oriental y el desarrollo de la metalurgia. Fue el momento en el que hicieron su aparición elementos tan característicos como los vasos campaniformes, el urbanismo y el megalitismo funerario. En esta misma época, fruto de la incipiente organización y relación social, se generaron algunas tensiones y conflictos entre los núcleos de población, surgiendo sistemas de fortificación urbana.
En la Sierra de las Moreras se halla el poblado prehistórico del Cabezo del Plomo, cuyo auge se centra en la Edad del Bronce, a pesar de que el asentamiento en esta zona es anterior. Este yacimiento es representativo de este momento histórico, sobre todo por los vestigios que ha dejado, cuya estructura es aún, hoy día, visible. Además de los útiles encontrados y la estructura del asentamiento, lo que más llama la atención es la fortificación del poblado y su necrópolis, de la que sólo se conserva un túmulo funerario megalítico de planta circular. La relevancia de este espacio se extiende al ámbito regional.
También existen muestras de la cultura argárica en algunos de sus yacimientos, destacando los rastros encontrados en Ifre, La Ciñuela, Percheles, Cabezo Negro o Calnegre. Del Argar aparecen innovaciones como la vasija carenada y el vaso lenticular, con motivos ornamentales como huesos, metales o detalles marinos, tales como conchas. La etapa del Bronce Final conectará con la del Hierro, y en ella cobrarán protagonismo los colonizadores que llegaron hasta las costas mazarroneras y que dejaron su huella en esta tierra.