El municipio de Los Alcázares, situado privilegiadamente en el centro del Mar Menor, se presenta como un territorio de transición entre el ecosistema marino de la laguna y el terrestre del Campo de Cartagena, determinante en su origen y desarrollo. La bahía abierta se formó a través de los movimientos orogénicos que bascularon la gran cubeta marina en tiempos protohistóricos, posibilitando el acceso y tránsito de embarcaciones de diversos pueblos, cuyo legado arqueológico ha sido desvelado a través de los tiempos.
En un principio, estos asentamientos eran muy reducidos en el tiempo, pero fueron incrementándose a medida que la barra arenosa de La Manga consolidaba su estructura básica. De esta forma, la restinga se fue cerrando y dificultando el acceso al interior de la laguna, garantizando mayor grado de seguridad para las colonias de primitivos pobladores.
Aunque en Los Alcázares no se han hallado restos prehistóricos, en las inmediaciones de Cabo de Palos se han encontrado vestigios de un hábitat eneolítico, del período Bronce I, etapa de la Prehistoria en que se empiezan a fabricar armas y utensilios con la aleación del cobre y el estaño, resultando un metal más duro que el cobre.
Estos hallazgos atestiguan que los antepasados marmenorenses más remotos se dedicaban a la pesca hace unos 2.500 años a. C. Más tarde, restos de ánforas sumergidas, naves hundidas, muros de balsas para la fabricación de salazones, viejas calzadas, aljibes, fortificaciones..., confirman la presencia de fenicios, tirios, griegos y romanos en el Mar Menor.