El siglo XIX y la independencia del Ayuntamiento
En 1811, durante la Guerra de la Independencia Española, el general Freire estableció su cuartel en la ciudad de Alcantarilla. Pero la ciudad fue saqueada por los franceses, quemando éstos el Ayuntamiento y sus archivos. En 1835 Alcantarilla se constituyó como Ayuntamiento y Diego García fue su primer alcalde. Ya en el Trienio Liberal (1820-1823) fue municipio e incluso consiguió aumentar su término municipal durante dos años.
Durante el siglo XIX la población de Alcantarilla osciló entre los 4.000-5.000 habitantes. En esta época comenzó la instalación de empresas conserveras, perviviendo algunas de ellas hasta la actualidad. En 1845, el escritor y abogado Pascual Madoz dijo de la villa que poseía unas "700 casas, pósito municipal, una posada, una iglesia (la de San Pedro), dos escuelas públicas..., alguna fábrica de jabón duro...", además de la importante producción agrícola. Otro hecho notable fue la implantación de la línea de ferrocarril a partir de 1860, lo que le facilitó las comunicaciones y la presencia en la villa de personajes tan ilustres como el Rey Alfonso XII.
Siglo XX, un municipio que no deja de crecer
En el siglo XX destaca el gran crecimiento demográfico de la villa, pasando de los 5.000 habitantes en 1900 a 13.000 en 1950 y a los 36.000 habitantes en la actualidad. Esto se debe la ampliación del término municipal en 10 kilómetros cuadrados (1987). La superficie actual ronda los 16 kilómetros cuadrados, pese a seguir rodeada por el término municipal de Murcia. Además, se une el hecho de sus excelentes líneas de comunicación, tanto ferroviarias como por carretera, causa de la presencia de numerosas empresas, instaladas en un importante polígono industrial.
Entre las construcciones religiosas de Alcantarilla destaca la iglesia parroquial de la Asunción. Se trata de un templo de estilo neobarroco murciano de mediados del siglo XX, situado en el barrio de Campoamor, en la plaza del mismo nombre, en el que destacan sus dos altas torres, visibles desde cualquier parte de la villa. Fue concebida como una basílica romana por Pedro Pérez García, muy similar a la de San Pablo Extramuros de Roma, y el templo, propiamente dicho, fue realizado sobre los planos por el aparejador Baguena. El interior fue decorado por pintores valencianos, dirigidos por Miguel Meler Carmelet, siguiendo el estilo valenciano de los siglos XVII y XVIII. En él se representan escenas de la Virgen María, de los Santos y de La Anunciación o Encarnación del Señor.