El motivo de la implantación de la Semana Santa de Jumilla, tenemos que buscarlo en 1411, con la presencia de San Vicente Ferrer, que propició con su visita la fundación de la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario, que se sería la primera que desfilara por las calles jumillanas, y, entonces, se acompañaban los nazarenos con disciplinas penitenciales.
Entre 1593 y 1603, cuando los franciscanos realizan el edificio del nuevo Convento de Las Llagas de San Francisco, la semana santa recibe un nuevo impulso; los frailes utilizan un monte extramuros de la población en donde celebrar su acostumbrado Vía-Crucis penitencial, utilizando para ello una pendiente frente al mismo que simula, incluso, el monte Calvario, por donde celebran la procesión acompañados de gran parte de la autoridades y de la población en general.
Ese lugar sería utilizado por las futuras procesiones de Semana Santa, habiéndose quedado como recuerdo de aquellos Vía-Crucis los nombres de las calles tan antiguas como la de los Pasos, Pasos Altos, Calvario y de la Cruz.
Surgimiento de las Hermandades
La primera Cofradía de la que tenemos datos fue la de la Vera Cruz y Santo Sepulcro, siendo la más antigua y de recio abolengo de cuantas figuran en la Semana Santa jumillana.
Fue creada en la remota fecha del último tercio del siglo XVI, por el Padre Lobo, religioso franciscano, morador en el Convento de Santa Ana del Monte. Ha llegado a alcanzar el mayor número de afiliados conocido entre las Cofradías de Jumilla, y entre estas es la única que tomaba parte en las festividades religiosas en los siglos XVII y XVIII y primera mitad del XIX.
En 1848 surge la Hermandad del Cristo Amarrado a la Columna, gracias a un grupo de jumillanos que quieren participar con la imagen de Salzillo. Asimismo se creó la Hermandad de Jesús en la Caída, también en el año 1848 con el título de "Sociedad de Socorros Mutuos".
La Hermandad de San Juan, como la de la Vera Cruz, Samaritana y Jesús Nazareno, velan los monumentos en las Iglesias de Santiago, El Salvador y Santa María.
Mención especial para el desarrollo de nuestra Semana Santa merece D. Miguel Jiménez Otáñez, que fue un Teniente Coronel de Infantería jumillano, que a pesar de no residir en su pueblo, contribuyó al fomento y esplendor de las procesiones de Semana Santa.
Fue Presidente de la Hermandad de San Pedro, de la del Cristo de la Salud y de Santa María Magdalena.
De la Hermandad de San Pedro fue uno de sus más entusiastas fundadores, y sin dejar de pertenecer a ella, en el año 1882 creó y organizó la del Cristo de la Salud y de Santa María Magdalena, siendo Presidente de éstas hasta su fallecimiento.
Será a partir de estos momentos cuando la Semana Santa Jumillana adquiere una gran importancia tanto en Cofradías como en imágenes, continuando su esplendor hasta nuestros días, tras pasar el triste recuerdo de los años de la guerra civil de 1936 en los que se perdieron la mayor parte de la imágenes, algunas de ellas de Salzillo.
Tras la guerra, de nuevo se elaboraron todas las imágenes perdidas, y la Semana santa volvió a tener el arraigo popular que siempre tuvo.