Siglos XIX y XX: altibajos de una población que intenta salir del aislamiento
A principios del siglo XIX surge una iniciativa industrial que llenó de alegría y luz al vecindario, pues se trataba de la primera compañía eléctrica, surgida con gente y capital del pueblo. Su nombre lo decía todo: La Eléctrica Moratallera. Aunque posteriormente sería absorbida por otra empresa de mayor envergadura.
En los albores del siglo XX, y con la llegada de la imprenta, comenzó a editarse en Moratalla el periódico 'El Progreso', aunque la actividad cultural fuese minoritaria. No obstante, surgen figuras como Inocencio Rodríguez, Domingo Abellán o Pedro García Aguilera en el campo de la docencia; Elías Los Arcos, José Mª Lozano y Alfredo Marcos, en la poesía; los fotógrafos Sandoval (padre e hijo) o Fernando Sánchez López; Alfredo Rubio, en el campo de la Historia; Estrella Gil y García Guirao, en el teatro y la canción, respectivamente. Y el padre Eduardo Rodríguez, en el campo de la religión.
En 1917 culminan las obras del Teatro Trieta, llamado en principio Estrella Gil en honor a la citada artista moratallera. Y en 1930-31 se construye la torre de la iglesia parroquial, en el espacio que ocuparan los corredores. En la década de los años sesenta, y merced al incremento del albaricoquero, surgen varias fábricas de conservas y una cooperativa; pero el transcurso del tiempo fue dando al traste con ellas poco a poco.
El difícil despegue económico de Moratalla
Quizá uno de los mayores inconvenientes para el despegue económico e industrial de Moratalla haya sido la deficiencia de la red viaria. Cuando los nuevos medios de transporte comienzan a implantarse y construirse vías adecuadas, Moratalla queda aislada, ya que las nuevas carreteras quedan lejos y el ferrocarril se asoma tímidamente por fuera del término municipal.
La actividad preindustrial se encuentra ausente, al estar la población aún aferrada a viejos esquemas productivos. Debido a esto el municipio queda bastante rezagado respecto a las nuevas tecnologías, que comienzan a implantarse. La falta de una eficaz industrialización provoca el derrumbe de las pequeñas producciones artesanas. Solamente las almazaras y los molinos continúan su actividad, aunque es de señalar la existencia de una máquina trilladora que, poco a poco, absorbió esta labor, que venían haciendo manualmente los agricultores en las eras. También continúan, precariamente, fraguas y talabarterías, desapareciendo como tales en época actual.
Un canto a la esperanza y al afán de superación
Los últimos acontecimientos en la España del siglo XX han supuesto para Moratalla un impulso de modernización:
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Ruptura del aislamiento con mejores comunicaciones.
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Plena escolarización y acceso a la universidad.
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Puesta en valor de recursos naturales para actividades turísticas.
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Transformaciones en el medio rural.
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Actuaciones y reformas en el mundo agrario.
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Dotación avanzada de ocio y cultura.
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Incipiente industrialización.
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Una mayor incorporación al tejido productivo comarcal.