Obra
![Bajorrelieves de la fachada del Museo del Prado [Moratalla_Personajes_Ramón Barba]](/servlet/integra.servlets.Imagenes?METHOD=VERIMAGEN_31735&nombre=Moratalla_Personajes_Ramon_Barba_Bajorrelieves_de_la_fachada_del_Museo_del_Prado_res_720.jpg)
Un artista internacional que dejó su legado más importante en el Museo del Prado
El prestigio alcanzado por Ramón Barba le permitió conseguir ambiciosos e importantes encargos.
Su vinculación con el poder tras su nombramiento como Escultor de Cámara, propició la realización de obras como los bustos del rey Carlos IV y de su esposa María Luisa de Parma, que se encuentran en el Palacio Real de Madrid.
El escultor moratallero realizó también obras de carácter mitológico de notable elegancia, como fue la estatua de Mercurio, adquirida en su momento por la Corona y que actualmente se encuentra en el Museo del Prado.
Precisamente en este Museo trabajó Ramón Barba; a él se deben los catorce medallones que se colocaron como ornato de su fachada, que representan a artistas españoles. Igualmente es obra de Barba el relieve de Apolo y las Artes para la portada principal de dicho Museo, obra finalizada por sus discípulos.
Otro de los trabajos importantes que hiciera el escultor es la estatua monumental de Elcano que coronó el arco de triunfo de la Puerta del Sol para recibir a la nueva reina Maria Cristina. Después, junto con los profesores José Elías y Manuel Agreda, trabajó un grupo alegórico de Minerva que se realizó con motivo de celebrarse el nacimiento de la princesa Isabel.
En colaboración con Valeriano Salvatierra, Ramón Barba hizo casi toda la parte escultórica de la Puerta de Toledo, obra construida entre los años 1817 y 1827, realizada en granito y formada por un arco central de medio punto y dos puertas adinteladas, consistiendo la decoración en medias columnas estriadas de orden jónico a los lados del arco central y pilastras del mismo estilo en los laterales. El diseño, no obstante, del grupo escultórico que esculpiera Barba y Salvatierra, se debe a José Ginés.
En colaboración con Hermoso, el que fuera Primer Escultor de Fernando VII, y al que Barba sucedió, realizó las estatuas del gran catafalco para las exequias de la reina Amalia de Sajonia.