La romanización
El general romano Publio Cornelio Escipión acabó la conquista del Levante peninsular con la toma de Carthago Nova (209 a.C.). El territorio peninsular quedó englobado dentro de la órbita de Roma. El proceso que se inicia entonces se conoce como romanización.
El territorio de la Región de Murcia ofrecía riquezas minerales, explotadas anteriormente por otros pueblos (iberos y fenicios), y una generosa producción agrícola. Es por ello que en Murcia la villa rústica o agrícola primase sobre el fenómeno urbano. Ésta era una explotación agrícola donde una familia y sus siervos se autoabastecían, comerciando con los excedentes.
En la zona de Mula se conocen varias villas diseminadas, como por ejemplo la Alquibla y Cajitán. La villa de Villaricos data de mitad del siglo I d. C., y su ocupación se documenta hasta el V d. C. Conserva en su interior una almazara y unos baños termales en perfecto estado.
La arquitectura civil es uno de los legados más importantes de la cultura romana. En el Ardal se encuentra una presa y canalizaciones que abastecían de agua las termas romanas de Fuente Caputa.
El yacimiento de la Almagra se considera una de las mayores ciudades fortificadas del Sureste peninsular. Se pudo constatar la presencia paleocristiana por los hallazgos de urnas funerarias con motivos bíblicos en varios enterramientos en torno a la basílica. No obstante, se produjo el abandono del asentamiento, hipotéticamente de un modo violento, ya que una capa de cenizas cubre los más modernos sedimentos.