Una romería con sabor añejo
Tradicionalmente, el día 2 de febrero, siempre fueron los alhameños de 'Gira' al 'Collao'. No se puede precisar en que año empezó esta hermosa costumbre, pero sí que es una tradición que ha ido pasando de padres a hijos y que, afortunadamente, ha llegado hasta nuestros días.
Quizás se iniciara como homenaje al próximo retorno de la Primavera, aprovechando la benignidad del invierno alhameño y celebrándose la fiesta de la Purificación de María, o quizás como una excusa para que familiares y amigos se reunieran a comer en un lugar a las afueras de la población. Eligieron 'El Collao', paraje situado en el valle que forman las Sierra de la Muela y el Cerro del Castillo, por que además de la belleza natural que ofrece, sirve de amparo contra el viento que con bastante frecuencia sopla en Alhama de Murcia.
Orígenes de la Candelaria en Alhama de Murcia
La festividad de la Candelaria (día 2 de febrero) conmemora la Purificación de la Virgen María y la Presentación del Niños Jesús en el Templo. Entre los antiguos israelitas, era costumbre que las madres llevasen un cordero, un palomino o una tórtola para el sacrificio y para la purificación del pecado tras dar a luz a un hijo. Si eran pobres, como el caso de la Virgen María, bastaba con ofrecer dos pichones o dos tórtolas, hecho tradicional que se recuerda cada año en Alhama. Tampoco hay que olvidar que la Presentación de Jesús en el Templo ante el Sumo Sacerdote Simeón, es uno de los Misterios Gozosos del Santo Rosario, lo cual refuerza la devoción popular por la advocación mariana de la Candelaria.
La Candelaria durante el siglo XIX y principios del XX
Según Alfonso Cerón Aledo (Cofradías, procesiones y tradiciones religiosas de Alhama, Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Alhama de Murcia, Murcia, 1997), la constancia documental más antigua de la celebración popularmente conocida como día de la Candelaria se remonta a 1854. Aunque en Alhama su origen debe ser bastante más antiguo.
Cada año, al llegar el 2 de febrero, se celebraba esta fiesta con una eucaristía y una procesión de la imagen de la Virgen por la iglesia parroquial de San Lázaro Obispo y su atrio. El acto era muy solemne, asistiendo las autoridades y los empleados municipales, los mayores contribuyentes y las personas destacadas de la localidad. La corporación municipal costeaba las velas de todos los invitados.
Desde 1895 se incorporó a esta celebración la banda de música, dirigida por don Roque Jabaloy Sánchez, con el fin de dar mayor brillo a la procesión de la Candelaria. También el Ayuntamiento costeó este gasto, que ascendió a 25 pesetas dicho primer año.
En 1928 tuvo lugar la procesión en el atrio de la iglesia, con la imagen de la Virgen recién restaurada por la escultora Carmen Sánchez Giner. En 1929, estrenó el Niño Jesús un traje, regalo de su camarera, doña Isabel López Campos, en tanto debutaba el nuevo organista de la parroquial de San Lázaro Obispo, Cesáreo López Campos.
Las ceremonias celebradas en la época de la que se tiene noticias escritas (segunda mitad del siglo XIX y primeros años del siglo XX) contaban con la asistencia de la banda de música y de las autoridades civiles, que proporcionaban cera a todos sus invitados. Dichas ceremonias tenían tres partes:
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Bendición de las candelas (velas y cirios).
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Procesión de la imagen mariana por el interior del templo y el atrio.
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Misa solemne.
En la década de 1920, la imagen de la Virgen de la Candelaria también salía en procesión con los niños que cada año hacían su primera Comunión, es decir el día de Nuestra Señora de la Ascensión. En el año 1928 la Virgen de la Candelaria estrenó una peluca, regalo de Josefa Munuera Martínez, además de una sortija de oro y un collar de diamantes obsequio de su camarera, Isabel López Campos.
La Guerra Civil (1936-1939) supuso la destrucción de la primitiva figura de la Virgen de la Candelaria. Asimismo, las duras condiciones de vida de la posguerra hicieron que esta fiesta, como tantas otras, contase con escasos medios para su puesta en escena anual. Hubo que esperar varias décadas para que la Candelaria pudiese recuperar, incluso superar, su antiguo esplendor.
El resurgir de la Romería en las últimas décadas del siglo XX
Desde la década de 1970 la celebración festivo-religiosa de la Candelaria ha experimentado una importante evolución. En esos años, un grupo de entusiastas de la fiesta crearon lo que en la actualidad es la 'Asociación de Amigos de la Candelaria'. Uno de sus principales objetivos lo consiguieron en 1975, año en que se culminó la construcción, en 'El Collao', de una ermita para que la imagen de la Candelaria pueda recibir culto durante todo el año.
En cuanto a la celebración religiosa, exclusivamente, la imagen de la Virgen de la Candelaria es bajada en procesión el día de Navidad (25 de diciembre), hasta la Iglesia de la Concepción.
La noche del 1 de febrero se traslada hasta la iglesia de San Lázaro Obispo, donde estará hasta el día siguiente, 2 de febrero (fiesta de la Candelaria). Por la mañana, la imagen de la Virgen es acompañada por numerosos fieles, curiosos y, sobre todo, por las madres que el año anterior han dado a luz, llevando a sus hijos hasta la iglesia de la Concepción.
Desde ese punto la procesión se convierte en Romería. A la imagen la acompañan rondallas del pueblo, que animan a las gentes que suben hasta 'El Collao' a cantar con ellos, mientras los cohetes rompen el aire anunciando a los cuatro vientos que la Virgen de la Candelaria se dirige también a ese lugar.
El día de la Candelaria, en Alhama, tiene desde siempre su gastronomía propia. En una fecha tan querida por los alhameños no pueden faltar ninguno de los manjares tan exquisitos que da esta tierra. El 'Collao', lugar hacia donde se dirige la gente a pasar el día o solamente a comer, se convierte en una gran muestra gastronómica alhameño.
No faltan los embutidos, ni la tortilla de patatas y por supuesto, los 'salaos' (atún, bacalao, bonito,....), ni las habas, los tomates o los 'torraos'. Se hacen migas, y sobre todo, en una fecha tan señalada, nunca falta un buen arroz y conejo.