Crisis en el siglo XIX
El siglo XIX entra en Abarán con una notable recesión económica y con pérdidas demográficas importantes, debido a las epidemias de fiebre amarilla y cólera y a la fuerte emigración dirigida a Orán, primero, y a Iberoamérica, más tarde. Pero a la vez Abarán saborea en el siglo XIX uno de los momentos más gloriosos de su Historia, cuando las Cortes de Cádiz suprimen la jurisdicción de la Orden de Santiago y Abarán consigue alcanzar su libertad municipal. A todo ello cabe añadir la Guerra de la Independencia. Al término de los seis años de contienda, fue necesario partir de cero, con una población diezmada y con unas fuentes de riqueza muy dañadas. Dentro de esta situación de declive económico, cabe destacar el notable papel desempeñado por la introducción de norias para ampliar la superficie de regadíos, con el fin de potenciar el desarrollo agrícola de la localidad y paliar la recesión económica.
El período de inestabilidad política iniciado en 1814 dejó sentir en Abarán sus nefastos efectos, como las hambres periódicas y las cruentas luchas entre liberales y absolutistas. En 1833 triunfan los liberales y se abre un período de enfrentamientos entre los distintos núcleos políticos por el control del poder municipal. Otro difícil período se abre en 1868 con el destronamiento de Isabel II, la creación de juntas revolucionarias, las incursiones carlistas, los atentados contra la propiedad y la subversión social. La confiscación de los bienes de la familia real por los revolucionarios de 1868 hizo posible la puesta en circulación de las tierras de Abarán, a cuya propiedad no tuvieron acceso los labradores que las habían trabajado durante años, quedando amplios sectores rurales excluidos de la propiedad. Abarán asiste a un notable progreso en el último cuarto del siglo XIX, debido al ferrocarril Madrid-Cartagena, que impulsó y dio salida a una producción agraria, hasta entonces de interés y alcance muy locales.
Próspero siglo XX
El municipio de Abarán arranca el siglo XX con una economía más próspera y con unos contingentes demográficos censados en 3.384 habitantes, que irán incrementándose hasta los 10.754 en el censo de población de 1973 y los aproximadamente 13.179 habitantes actuales. No obstante, el crecimiento demográfico no ha sido siempre uniforme a lo largo del siglo XX, ya que entre 1910 y 1940 aumenta considerablemente en virtud de las migraciones provinciales y su tendencia a dirigirse hacia las comarcas regadas por el río Segura. Mientras que entre las décadas de los 40' y los 60', Abarán asiste a una notable pérdida poblacional ante la falta de perspectivas de futuro.
Uno de los hitos económicos del siglo XX para la localidad fue la creación en 1912 del proyecto 'Motor Resurrección', ideado por Jesús Templado e Isidro Gómez. La Comunidad de Regantes 'Motor Resurrección' se crea tras un intento frustrado de un pozo artesiano, que llevó a estos dos hombres a idear una solución válida para satisfacer la necesidad de agua de los campos abaraneros. El Motor se pone en funcionamiento en 1917, convirtiéndose en la piedra angular de la economía del lugar y haciendo llegar el agua a una superficie de 6.000 tahúllas. Desde principios del siglo XX, la capacidad industrial de Abarán se encuentra íntimamente ligada al sector agrario. Gran parte de la actividad económica del municipio gira en torno a la agricultura, con unas 2.500 has. de regadío y a las industrias derivadas de ella, especialmente la de manipulación de frutas para la exportación. También resultan de interés económico la explotación de canteras de caliza, así como el sector comercial.