La cuenca de Abanilla-Fortuna es la comarca de características más áridas de la Región de Murcia. La actividad económica dominante y que más ha modelado el paisaje de esta comarca ha sido la agricultura. Los paisaje originales en esta comarca se estructuraban de manera equilibrada entre los cultivos de secano arbóreos (olivos, higueras y almendros, principalmente) y herbáceos (trigo, cebada, etc.); los escasos regadíos existentes se localizaban en estrechas vegas junto a surgencias y nacimientos próximos a las ramblas; mientras la vegetación natural estaba dominada por diversos tipos de matorrales adaptados a las condiciones de aridez.
Otras actividades económicas importantes son la ganadería extensiva, que aprovecha el pastoreo de matorrales y eriales durante prácticamente todo el año, y reserva para los meses estivales el pastoreo en los humedales y cauces de las ramblas.
El Paisaje Protegido cuenta con huellas de actividades abandonadas, como es el caso de antiguas graveras, la cantera de fortunitas para la fabricación de adoquines en los Cabecicos Negros, y la sal para uso doméstico en las Salinas de la Rambla Salada.
En los alrededores del Paisaje Protegido se conservan restos arqueológicos importantes. Cabe destacar en los Baños de Fortuna: piscinas romanas del siglo I-III d.C., el Castillejo (poblado ibérico situado en un pequeño cerro del siglo I-II a.C.), Cuevas Blancas, y con valor cultural y urbanístico el complejo de edificios de los Baños.
El Paisaje Protegido cuenta con un Centro de Interpretación e Información a los visitantes en el antiguo Almacén de la Sal de las Salinas de Rambla Salada.