Se trata de unos de los lugares de interés geológico de relevancia internacional de la Región de Murcia por la rareza de sus rocas en nuestro planeta, las lamproitas (rocas ultrapotásicas). Es uno de los lugares elegidos como representante de contexto geológico de España de relevancia mundial denominado “vulcanismo neógeno y cuaternario de la Península Ibérica”, nombrado en el anexo VIII de la Ley 33/2015, de 21 de septiembre, por la que se modifica la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad. Además del interés científico, su situación, cerca de uno de los lugares santos más visitados de esta región, su fácil acceso y su acondicionamiento para su visita con senderos, hacen que este lugar sea idóneo para el uso científico, turístico y educativo.

Se sitúa a dos kilómetros del norte del pueblo de Calasparra, en el cruce de la carretera RM-71, RM-510 y la carretera que accede al Santuario de la Esperanza. Coordenadas Huso 30N, X: 612.228, Y: 4.233.502. Para la visita se recomienda no acercarse a las paredes, porque es común la caída de rocas, también se recomienda llevar cuidado si se sube a la actual cima del cerro por el peligro de caída al fondo de la cantera. Para la administración se recomienda la declaración de este lugar como Monumento Natural y la mejor musealización y cuidado periódico del entorno.

Desde las carretera de acceso y cuando se llega se tiene la sobrecogedora sensación de entrar en un cráter de un volcán, sin embargo esta percepción es errónea porque la gran oquedad es realmente una cantera ya abandonada. Estas rocas volcánicas debido a su dureza y resistencia a la meteorización se utilizan muy comúnmente para firmes de carreteras, vías de ferrocarril, y se denominan desde este punto de vista pórfidos. El cerro negro de Calasparra, previamente a ser destruido por la cantera era un cabezo cónico, de unos 400 m de altura que resaltaba en la llanura, como se puede ver en fotografías aéreas del año 1945. Tras el cese de la cantera el hueco dejado, se estuvo rellenando por escombros hasta que en el año 2001, la comunidad geológica dio la voz de alarma y se detuvieron los vertidos. Hoy día, afortunadamente, se considera un paraje natural cuyo único uso es el de aumentar la cultura científica, la cultura geológica, del ser humano.

Los hermanos Pérez Valera, dos geólogos de Calasparra, y otros autores, indican que este volcán se originó hace 7,1 Ma y fue submarino, en un medio marino de poca profundidad, un mar que cubría toda esta zona de Calasparra. Indican que el ascenso del magma se produjo por una fractura lateral asociada a la gran falla de Socovos, la cual en 30 km de longitud presenta más de 25 afloramientos de rocas volcánicas lamproitas.

Es verdad, que la cantera ha permitido que los visitantes puedan ver las entrañas de este edificio volcánico y se asombren, sobre todo, viendo, en el centro de la cantera, la más grande disyunción columnar de todos los volcanes de la Región de Murcia. Esta roca se formó por la consolidación de la última subida del magma por la chimenea volcánica principal, que de forma lenta se fue enfriando, taponando la chimenea, y produciendo la contracción de la lava formando estas enormes columnas prismáticas. Esta masa de rocas formaba, antes de la cantera, la cima del Cerro Negro, siendo un buen ejemplo de un pitón o domo volcánico hoy día ya desaparecido, fue el tapón que truncó la chimenea. Las paredes de la cantera también impactan pues en ellas hay ejemplos únicos de dos tipos de emisiones volcánicas, piroclastos y lavas. Los piroclastos son las primeras emisiones de este volcán, se produjeron por erupciones explosivas debido al aumento de la presión por el contacto de la lava con el agua (actividad freatomagmática). Estos piroclastos son restos de rocas volcánicas, margas y marinas arrancadas de la zona por donde pasaba la lava. Tienen tamaños reducidos, lapilli, o pueden ser fragmentos métricos, brechas, que indican episodios volcánicos menos o más explosivos. Las rocas volcánicas, una vez consolidadas se denominan tobas o aglomerados respectivamente. Tras este episodio explosivo, el volcán emitió lavas que atravesaban los depósitos anteriores formando estructuras horizontales, tipo sills, e inclinadas, diques, con direcciones muy variables y que se observan magníficamente en las paredes. Este fluido calentó las rocas preexistentes, volcánicas y sedimentarias, generando su transformación por metasomatismo. Estos sill y diques también presentan estructuras en disyunción columnar, más pequeñas que en la chimenea principal, pero también de gran belleza. Destacan las disyunciones concéntricas, en cebolla, perfectamente conservadas.

Las coladas volcánicas están formadas por rocas masivas de color negro, si no están alteradas, y que se pueden confundir con basaltos, pero que se distinguen de éstos porque a simple vista se pueden ver minerales ricos en potasio como la flogopita, que brilla con la luz solar, aunque aquí estos minerales son de tamaño muy pequeño en comparación con otros afloramientos murcianos con este tipo de rocas. También si observamos con detenimiento podemos encontrar enclaves de rocas ultrabásicas, ricas en olivino (peridotitas), que nos indican que el magma es profundo, procede del manto superior. Es común que tengan huecos, estructura vesicular, debido a los gases que quedaron atrapados en la lava. Arana et al. (1999), indican que estas rocas presentan una semejanza con las cancalitas, aunque tienen un carácter ligeramente más férrico y más potásico.

Los alrededores del volcán también tienen su interés, pues algunos de los bloques que se han puesto para delimitar el aparcamiento y la entrada a la cantera son muy buenos ejemplos de los aglomerados y coladas volcánicas. Los jardines de la terraza del restaurante están decorados con grandes columnas del pitón central del volcán. También algunos bloques que limitan el aparcamiento son areniscas costeras del Mioceno superior que poseen muy buenos ejemplos de bioturbaciones, huellas dejadas por los organismos marinos. La ladera norte del cerro está cubierta de vegetación baja y pinos, es la única parte no modificada por la cantera, y en ella se pueden ver suelos relativamente bien desarrollados sobre las margas marinas que se denominan regosoles. La ladera sur está muy antropizada y tapizada de gravilla gris producida por la trituración de las rocas volcánicas, en ella los procesos de erosión son evidentes.

Para saber más

Se recomienda visitar la sección de volcanes de la Región de Murcia y la sección de rocas ígneas de este mismo portal de internet.

ARANA CASTILLO, R., RODRÍGUEZ ESTRELLA, M. A., MANCHEÑO JIMÉNEZ, M. A., GUILLÉN MONDÉJAR, F., ORTIZ SILLA, R., FERNÁNDEZ TAPIA, M. T. Y DEL RAMO JIMÉNEZ, A. (1999). El Patrimonio Geológico de la Región de Murcia. Edita: Fundación Séneca-Consejería de Educación y Cultura-Región de Murcia.

PÉREZ-VALERA, F.; PÉREZ-VALERA, L.A. Y SÁNCHEZ-GÓMEZ, M. (2013). Geolodía 2013, Murcia. Terremotos, volcanes e inundaciones un paseo geológico hacia el santuario de Nuestra Señora de la Esperanza.10 pp. En: http://www.sociedadgeologica.es/

PÉREZ-VALERA, L.A.; ROSENBAUM, G.; SÁNCHEZ-GÓMEZ, M.; AZOR A.; FERNÁNDEZ-SOLER, J.M.; PÉREZ-VALERA, F. Y VASCONCELOS, P.M. (2013). Age distribution of lamproites along the Socovos Fault (southern Spain) and lithospheric scale tearing. Revista Lithos volumen180-181, pp. 252-263.

SEGHEDI, I.; SZAKÁCS, A.; HERNÁNDEZ PACHECO, A. Y BRÄNDLE MATESANZ, J. L. (2007). Miocene lamproite volcanoes in south-eastern Spain—an association of phreatomagmatic and magmatic products. Revista Journal of Volcanology and Geothermal Research. Número 159, páginas 210–224