Las últimas excavaciones realizadas en el extremo noroccidental de la acrópolis están dando resultados reveladores del poblamiento indígena de Begastri. A pesar de la reurbanización de la ciudad en época visigoda, que provocó la pérdida de los restos arqueológicos correspondientes a época imperial, bajoimperial y tardorromana, junto a la muralla, donde la pendiente del cerro es más acusada, los niveles estratigráficos asociados a esta facie cultural se han conservado en mayor medida, no sólo desde el punto de vista de la cultura material, sino también desde el punto de vista estructural, con el hallazgo de los muros correspondientes a viviendas y a la fortificación del poblado en época ibérica.
Las viviendas se construyeron con zócalos de piedra (ofita) extraída del propio cerro, sobre los que se levantaban alzados de tierra realizados a base de adobes de color anaranjado. Estas estructuras se asentaban sobre la roca natural del cerro formando viviendas de planta rectangular,con pavimentos de tierra apisonada, sobre los que se han documentado gran cantidad de materiales cerámicos fragmentados, posiblemente como consecuencia de un incendio.
Aún no hemos podido documentar la presencia de calles que articulan los espacios habitacionales, pero varias de las viviendas aparecen adosadas a una fortificación realizada a base de sillares trabajados con la cara plana al exterior y colocados en seco. El sistema constructivo documentado en esta zona de la acrópolis presenta un sistema a base de muros paralelos de mampostería, pero con un relleno interior realizado a base de tierra, donde se ha documentado restos de una estructura muraria asociada a niveles estratigráficos de época ibérica, lo que nos indica la reutilización de algunos tramos de la fortificación primitiva.
El oppida ibérico de Begastri tuvo su mayor momento de esplendor en los siglos IV-III a. C., como nos muestran los materiales cerámicos y metálicos documentados en las intervenciones arqueológicas: fragmentos de cerámicas áticas, platos, tinajas, ollas y ánforas con decoración pintada a base de motivos geométricos, así como fusayolas, pesas de telar y fíbulas muestran el primer poblamiento de Begastri, cuya población indígena se mantendrá en el cerro hasta la llegada de los romanos.